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20080720

El arte de hablar mucho y no decir nada


Lo habéis adivinado. Son los diseñadores Victorio & Lucchino, unos auténticos maestros en el arte de hablar sin ningún sentido ni contenido. Esto es un extracto de una entrevista con ambos en la Pasarela Gaudí en 2005.


VICTORIO: Nuestra moda es muy muy española, nuestro estilo, pero con una mezcla internacional. Creo que estamos en el mundo de la fusión, del mestizaje. Y desde entonces nos ha encantado hacer eso, mezclar todo…
 
Muy española pero con mezcla internacional. Mestizaje y fusión. O sea, que no tiene ni puta idea de lo que va "su moda".

VICTORIO: Y de pronto hay chaquetas como goyescas, pero mezclada con un tono como rockero y de motoristas, en fin, es así, una mezcla.
 
Si, si, claro: Goya iba con el pañuelo de cuatro nudos montado sobre una Harley Davidson tirándoles cócteles molotov a los gabachos con una chupa de cuero y cantando "Born to be wild".

LUCCHINO : Bueno, la inspiración nuestra… Tenemos el cavallo… y por eso este club, porque este club es para personas de caballo.
 
¿Personas de caballo? ¿De cual?

LUCCHINO: Y tenemos una ganadería que se llama Victorio y Lucchino que son campeones y por eso podemos estar en este club porque solamente es para los socios que tengan caballos.
 
¡Chúpate esa! Pertenecen a un selecto club donde no puede entrar todo el mundo y te lo restregan por los morros. Lo que se lleva es el mestizaje, sin duda.

VICTORIO: El mundo del caballo con la moda es muy parecido.

¡Exacto! Ya decía yo que las modelos marcan el paso exactamente igual que un caballo.

VICTORIO: Es buscar la belleza, las mezclas, encontrar lo más estético posible. Y hay cosas muy similares.
 
Si, claro. En "el mundo del caballo" se buscan las mezclas. Por lo visto no ha oído hablar de los "pura sangre". Es el mestizaje, sin duda. Pero es que su compañero le quiso poner la guinda al pastel:

LUCCHINO: A mi encanta la mujer que tenga fuerza, que se quiera, que sea apasionada, que sea femenina, que se ame a si misma, me gusta una dona egoísta, que se quiera ella. Y entonces si se quiere ella querrá más al mundo.
 
Vamos, porque yo lo valgo. Una lógica aplastante: una narcisista con dos kilos de gelatina en los morros, cuya máxima preocupación es la longitud de sus pestañas, al día siguiente estará repartiendo medicinas con una ONG en medio de un terremoto. Eso seguro.

Podéis ver el video del horror verborraico AQUI