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20131125

Enorme trabajo documental de Oliver Stone

Me he tomado un tiempo para videar este excelente trabajo del cineasta norteamericano Oliver Stone y cabe decir que ha valido la pena. La Historia No-Contada de los Estados Unidos es un viaje al abismo donde podréis conocer a un puñao de ratas de cloaca que han hecho de este planeta un lugar inhabitable. Entre otras ratas, tenemos ésta:
¿Cara de buen chico, eh? Pues bien: con ella engañaba al idiotizado gran público, aunque, detrás de las bambalinas, el individuo tenía una historia bastante turbia. Por aquello del tiempo y la distancia os informo que se trata del presidente de los EEUU, Harry S. Truman, cuando era joven. Ya en esa época dejó perlas para la posteridad que ni Belén Esteban podría superar. En una carta a la única novia de su vida, escribía: Creo que un hombre vale como cualquier otro siempre que sea honrado y no sea ni negro ni chino ... El tío Will dice que el Señor hizo a un hombre blanco de tierra, a un negro de barro y después vomitó lo que quedaba y salió un chino.

Cuando era niño y adolescente, Truman era un piltrafilla con gafas, enclenque y de baja estatura, a quien le daban collejas a diario. Su propia madre le persuadió a admitir que era una nenaza. Seguramente le sudaban las manos debido a la ambiguedad sexual. Es un misterio saber como consiguió postularse a candidato en la Convención Demócrata de 1940, aunque es fácil de imaginar. Tenía toda la pinta de la rata rastrera que hace favores por debajo de la mesa. O sea: un lameculos 24/12/365.

Con la complicidad de los capitostes de los monopolios del acero y el petróleo, este piltrafilla consiguió la nominación para la presidencia y, lo que es más increible, la presidencia misma. Los trust americanos se habían pasado toda la guerra trabajando humildemente, bajo la sabia dirección del inmenso Franklin D. Roosevelt, asumiendo su papel de capitalistas fracasados, después de la crisis de 1929. Desgraciadamente, con la guerra habían conseguido salir a flote y obtener muchos beneficios. Roosevelt no sobrevivió a la II Guerra Mundial, cosa que ellos aprovecharon para colar a sus ratas en el Partido Demócrata. Y la más grande de ellas era el mediocre Harry S. Truman. 

Después de las múltiples palizas que recibió en el pajar de su casa, Truman tenía una visión de la política internacional en plan película de John Wayne. Para él, y sus jefes de los trust del acero, el nuevo papel de la potencia emergente era lo mismo que un Madrid-BarSa.  Le hemos pegado una buena tunda a esos japos, etc. Pero había que inventarse un enemigo imaginario, como inflado con una mancha de bicicleta, con el que saciar sus ansias de conquista. Todavía hoy se da como un hecho incuestionable que tiró las dos bombas atómicas sobre Japón para salvar vidas norteamericanas y acabar el conflicto, cuando el conflicto quedó resuelto por el ejército rojo del denostado Stalin al invadir Manchuria y las Islas Kuriles, en cumplimiento de los acuerdos de Yalta. En realidad, las dos bombas no fueron más que el inicio de una paranoia imperialista que todavía hoy no ha acabado. Con ellas, el piltrafilla de Kansas pretendía acojonar a los soviéticos y ya de paso demostrar su mermada virilidad.

La alegría de esta rata al matar a miles de civiles inútilmente se puede videar en esta fabulosa serie.