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20140213

¿Qué pasó con Robin Cook?

Robert Finlayson Cook, más conocido como Robin Cook, nació el 28 de febrero de 1946 en Bellshill, Escocia. Pertenecía al Partido Laborista británico y era miembro del Parlamento de Livingston desde 1983. Entre 1997 y 2001 ocupó la cartera de exteriores del gobierno británico, a pesar de su fama de rebelde y provocador. Este talante quedó demostrado cuando en marzo de 1998 Israel rompió relaciones diplomáticas con el Reino Unido después de que Cook criticara abiertamente delante de Benjamin Netanyahu los asentamientos israelíes en suelo palestino.

Después de la elecciones generales de 2001 fue "trasladado", contra su voluntad, desde el Ministerio de Relaciones Exteriores a líder de la Cámara de los Comunes. Esto supuso claramente una degradación a la vista de todos porque, a pesar de que se trata de un puesto en el gabinete, tiene mucho menos prestigio que el Ministerio de Relaciones Exteriores. Cook estuvo a punto de rechazar el nombramiento. No obstante, el 17 de marzo de 2003 dimitió de sus cargos como Lord President of the Council y Presidente de la Cámara de los Comunes en protesta contra la guerra de Irak. Era evidente que el sociópata socioliberal Tony Blair estaba haciendo planes para eliminar al último izquierdista de su partido.

A pesar de la degradación, Cook siguió tocándole los pirindolos a Blair e intentó que los miembros de la Cámara de los Lores fueran elegidos, suprimiendo el caracter vitalicio de los miembros de esa cámara. Su trabajo se vio frustrado por No Me Lames Anthony-Llámame Tony quien hizo todo lo que estaba en su mano para que los Lores siguieran siendo representantes de si mismos. Según Cook, eso impedía el control adecuado del Poder Ejecutivo por el Parlamento.

Pero lo peor estaba por venir, pues Cook no ocultaba su intención de oponerse con uñas y dientes a la guerra de Irak . El jefe del Parlamento británico, se manifestaba día sí y día también contra la "certeza evangélica" que había empujado al sociópata socioliberal a un agujero del que no podría salir. Por si fuera poco, Cook se mostraba totalmente europeísta y favorable a entrar en el euro, en contra de la opinión de muchos miembros de su partido, incluido el propio Blair.

A principios de 2003, unas semanas antes de su renuncia por la ocupación de Irak, Cook apareció en la BBC, obligado de forma incómoda a defender la postura del Gobierno sobre la inminente invasión de Irak. No pasarían muchos días para que el ex-ministro de exteriores se declarara un rotundo detractor de los planes belicistas de Llámame Tony. Finalmente, el 17 de marzo, renunció a su cargo en el Parlamento y presentó su dimisión. En un comunicado dando sus razones para renunciar, dijo, "No puedo aceptar la responsabilidad colectiva de la decisión de involucrar a Gran Bretaña en una acción militar en Irak sin un acuerdo internacional". También elogió los "esfuerzos heroicos" de Blair en el impulso a la resolución denominada segunda con respecto a la crisis del desarme de Irak .
En su discurso de dimisión en la Cámara de los Comunes, Cook recibió de sus compañeros diputados una ovación en pie sin precedentes en la historia de la Cámara, un ejercicio de oratoria que Andrew Marr de la BBC describió como "uno de los discursos de renuncia más eficaces y brillantes de la moderna política británica". La mayoría del parlamento británico recibió el discurso de Cook con grandes muestras de aprobación. Laboristas, liberales demócratas e incluso algunos tories, críticos con la política de Blair, aplaudieron la decisión de Cook.

Después de su dimisión en 2003, Cook continuó siendo miembro del Parlamento hasta su muerte. En un artículo publicado en The Independent, aseguraba que la justificación de Blair sobre la guerra era "absurda".

Oponerse a los planes de Blair y su jefe Bush podía perjudicar gravemente su salud, pero posiblemente Cook no lo sabía. Debería haberle servido de advertencia el sospechoso "suicidio" de David Kelly, un inspector de armamento que había estado varias veces en Irak sin encontrar un solo indicio de la existencia de armas de destrucción masiva. Kelly acusó en 2003 a Blair de manipular los informes sobre la presunta existencia de dichas armas. El forense encargado de inspeccionar los restos mortales de Kelly aseguró que el suicidio fue, sin ningún género de duda, la causa de la muerte del experto. Obviamente.

Ajeno al peligro que corría, Cook continuó mostrando su oposición frontal contra la decisión de ir a la guerra en Irak. En un libro que se publicó después de su muerte, reveló que dos semanas antes de comenzar la contienda, Blair sabía que Irak no tenía armas de destrucción masiva, lo cual invalidaba cualquier excusa para iniciar esa guerra. Dentro del propio partido laborista muchos pedían la dimisión de Blair y que el puesto de premier pasase a manos de Gordon Brown, Robin Cook u otro líder de su partido. El antiguo secretario del Foreign Office continuó tocándole las narices a Blair cuando declaró que era necesario que el gobierno británico divulgara un informe confidencial del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), sobre el tratamiento a los detenidos iraquíes, donde se revelaba que Blair conocía que se estaban violando los derechos humanos en Irak. Era obvio que el escocés de marras estaba comenzando a ser un estorbo para el sociópata socioliberal.

Desde luego, Cook era peor que la carcoma. Su siguiente paso fue tratar de reconciliarse con Gordon Brown, con quien no tenía muy buenas relaciones, para trazar un plan con el que reconducir el laborismo británico a la senda de la socialdemocracia, tras la salida del Joker. Cook y Brown se centraron en discutir la forma de afianzar la política progresista después del gobierno antinatura de Blair. En los años posteriores a su salida del Ministerio de Relaciones Exteriores, y sobre todo desde su dimisión del Gabinete, Cook había tratado de establecer una visión de "socialismo libertario y democrático que estaba empezando a romper los límites a veces estériles de la política laborista". Con la popularidad de Blair menguante, Cook realizó una vigorosa campaña en el período previo a las elecciones generales de 2005 para persuadir a los escépticos del laborismo a permanecer con el partido. Cook guardaba un as en la manga. En una columna en The Guardian, cuatro semanas antes de su muerte, causó un gran revuelo cuando describió Al-Qaeda como un producto de la inteligencia occidental:
"Bin Laden fue producto de un error de cálculo monumental de las agencias de seguridad occidentales. A lo largo de los años 80 fue armado por la CIA y financiado por los saudíes para emprender la yihad contra la ocupación rusa de Afganistán. Al-Qaeda significa, literalmente, "la base de datos". Fue originalmente el archivo informático de los miles de muyahidines que fueron reclutados y entrenados con ayuda de la CIA para derrotar a los rusos".
Había firmado su sentencia de muerte: Negar la existencia de Al-Qaeda.
"Al Qaeda no es un grupo terrorista islámico, sino más bien una base de datos de Mujahidin y contrabandistas de armas internacionales creada por la CIA (y el MI6) para combatir la ocupación soviética en Afganistán, para canalizar guerrilleros, armas y dinero en aquella lucha… La verdad es que no existe ningún ejército islámico o grupo terrorista llamado Al Qaeda, cosa que cualquier oficial de inteligencia conoce. Sin embargo, existe una campaña tendiente a hacerle creer a la opinión pública de la existencia de tal entidad… y el país detrás de esa propaganda es EEUU".
El ex ministro acusó a Blair de no haber sido franco con el pueblo británico y afirmó que éste consideró que su país debía participar con Estados Unidos en la invasión de Irak para demostrarle a Bush que el Reino Unido era su más sólido aliado. El jefe del servicio de inteligencia británico MI6 durante la guerra de Irak, Richard Dearlove, avisó en su día al primer ministro Tony Blair, que se había manipulado el supuesto peligro iraquí para justificar la decisión de Washington de atacar a ese país. "Me impresionó la preocupación de Tony Blair, quien temía que los conservadores británicos esgrimieran el argumento de que sólo un conservador podía trabajar con un republicano para desestabilizarlo", declaró Dearlove. Pero lo cierto era que Blair no tenía ni pajolera idea del lío en el que se estaba metiendo.

A principios de agosto de 2005, Cook y su esposa, Gaynor, se tomaron unas vacaciones de dos semanas en las Highlands de Escocia. Alrededor de las 2:20 pm, el 6 de agosto de 2005, mientras practicaba senderismo por un monte de 700 metros en Sutherland, Cook sufrió de repente un grave ataque al corazón, se desmayó y perdió el conocimiento. Al parecer, el colapso provocó que cayera por una pendiente unos cuantos metros, con lo que además se golpeó la cabeza. Un helicóptero llegó al cabo de 30 minutos después de llamar al 999. Cook fue trasladado al Raigmore Hospital de Inverness. Su esposa, extrañamente, no le acompañó en el helicóptero, y bajó de la montaña por su propio pie. Se habla también de que iban acompañados por un grupo de dos o tres personas que caminaban detrás de ellos a cierta distancia. A pesar de los esfuerzos realizados por el equipo médico para revivir a Cook en el helicóptero, ya estaba más allá de la recuperación, y a las 4:05 pm, minutos después de su llegada al hospital, fue declarado muerto. Dos días después, la autopsia reveló que murió de "cardiopatía hipertensiva".
Psicokiller!!
Cook fue claramente eliminado. Muchos blogs y páginas británicas contienen comentarios con respecto a que el exministro estaba a punto de revelar secretos que comprometerían muy gravemente a Blair y su alianza con Bush. No se trata de teorías conspiratorias ni nada por el estilo. Es lo que dicta la lógica. Se trataba de eliminar a un elemento incómodo que podía irse de la lengua y dañar la imagen de "buen chico" del sociópata socioliberal. Todas las notas de prensa dicen que se trató de un infarto, "sin el menor género de dudas". 

Por lo demás, Cook encarnaba un modelo de político laborista que Blair pretendía hacer desaparecer a toda costa. Representaba un espíritu proletario y alegre que durante muchísimos años había sido una seña de identidad de las bases del partido laborista. Su barba rojiza, ligeramente mal cortada, las chaquetas de tweed y su feroz oposición a cualquier privatización del Servicio Nacional de Salud le convertían en un estorbo perteneciente al pasado, una persona que no encajaba en el modelo neoliberal del falso demócrata Tony Blair. Antes de morir, Cook quería impulsar un nuevo programa de centro-izquierda sobre la base de la "equidad", la "igualdad" y la "cohesión social", con el fin de eliminar la nefasta herencia de Tony Blair. Una y otra vez, el "nuevo partido" de Blair, tristemente decepcionante por su falta de "fuego radical", se convirtió para él en un obstáculo.

El funeral se llevó a cabo el 12 de agosto de 2005, en la Catedral de St Giles en Edimburgo, a pesar de que Cook era ateo. Gordon Brown dio el elogio, y el ministro de Exteriores alemán Joschka Fischer fue uno de los invitados. El primer ministro británico Tony Blair se encontraba de vacaciones y no asistió. En su discurso en el funeral, un amigo de Cook, John McCririck , criticó a Blair por este hecho. Ahora, una lápida erigida en el cementerio de Grange en Edimburgo contiene el mensaje: "Yo no podría haber tenido éxito en detener la guerra, pero sí garantizar el derecho del Parlamento a decidir sobre ella".