20071124

De famosos, famosillos y famosetes

Puedo certificar y certifico que hasta hace poco llevaba más de quince años sin leer la prensa rosa. Casualmente, el otro día me encontré una revista en una papelera del trabajo. Comprobé desilusionado que el abominable contenido sigue siendo el mismo. El fulano que nos enseña su nueva casa llena de Porcalanosa por todas partes. Los dos amantes de Teruel (tonta ella, tonto él) han dejado de tirarse los platos a la cabeza y se muestran más enamorados que nunca. O la friki que después de pasar por una clínica de desintoxicación se hace una rinoplastia en el pezón derecho. El contenido de estas revistas tiene el mismo nivel intelectual que una rata royendo un neumático recauchutado. En medio de semejante panorama, me encontré con un artículo “superinteresante” donde salía este friki:
Afirmando:
Pero vamos a ver...: ¿este tipejo puede ser el alma de las fiestas? ¿Con esta cara? ¿Qué clase de fiestas? ¿Las fiestas mayores de su pueblo? ¿El velatorio de su abuela? ¿La fiesta Miss Camiseta Mojada de Pachá? ¿Halloween, a lo mejor? Pero cuidao, al parecer no tan sólo anima las fiestas, sino que en su ratos libres es presentador de televisión. El programa debe ser el vivero de los efluvios calenturientos que dan inmediatamente después del Teletienda, pero en el siguiente cuadro nos da una pista:

Digo yo, si la Pantoja es su invitada ideal… ¿Qué alucinógenos toman en las fiestas que él anima? Si, porque la Pantoja es tan animada como un ladrillo. Me siento tan animado que quizás no vuelva a tocar la basurilla rosa hasta dentro de quince años más.