El 16 de abril de 2016 falleció el cantante estadounidense Prince debido a una sobredosis de un analgésico con fuerte contenido en opiáceos. Prince había ingresado en los Testigos de Jehová y arrastraba desde hacía tiempo molestias en una cadera de la que debía ser operado. Pero su "religión" prohíbe las transfusiones de sangre; de modo que Prince fue retrasando la operación, paliando el dolor con dicho analgésico. Una auténtica desgracia en el moribundo y decadente imperio norteamericano: algunos "analgésicos" llevan incluso heroína, lo que ha llevado a que la heroína [la original y genuína] haya surgido de las catacumbas. Hoy, en América hay yonquis en cada esquina. Habrá que preguntarse si la continua presencia militar en Afghanistán tiene algo que ver. En fin....
Sus continuas fantochadas y su forzado afeminamiento no le hicieron ningún favor a este señor. Lo que conseguía con ello era eclipsar su talento como compositor. Que yo sepa, ni Vivaldi ni Beethoven iban con unas mallas de ballet a sus conciertos. Cuando alguien tiene talento, no necesita adornos.
Para mi, Prince es uno de los grandes compositores de la música pop. Cuando has compuesto una canción con tres acordes e incluso haces la melodía de la voz y te imaginas lo que deberían hacer el resto de los instrumentos, comienzas a fijarte en la forma de componer de otros músicos. Y este individuo era sin duda un portento. A los ocho años había un piano en su casa y él solo aprendió a tocarlo. En algunas de sus composiciones te das cuenta de que tenía un talento fuera de lo común. Era un supermúsico. Por ahí he oido que tocaba como 17 instrumentos, además de dominar a la perfección todos los recursos de estudio. Prince era el Mozart del funk.
Sus continuas fantochadas y su forzado afeminamiento no le hicieron ningún favor a este señor. Lo que conseguía con ello era eclipsar su talento como compositor. Que yo sepa, ni Vivaldi ni Beethoven iban con unas mallas de ballet a sus conciertos. Cuando alguien tiene talento, no necesita adornos.
Para mi, Prince es uno de los grandes compositores de la música pop. Cuando has compuesto una canción con tres acordes e incluso haces la melodía de la voz y te imaginas lo que deberían hacer el resto de los instrumentos, comienzas a fijarte en la forma de componer de otros músicos. Y este individuo era sin duda un portento. A los ocho años había un piano en su casa y él solo aprendió a tocarlo. En algunas de sus composiciones te das cuenta de que tenía un talento fuera de lo común. Era un supermúsico. Por ahí he oido que tocaba como 17 instrumentos, además de dominar a la perfección todos los recursos de estudio. Prince era el Mozart del funk.
A principios de los ochenta lo tenía por un payaso de discoteca que le hacía la competencia a Michael Jackson. Pero un día mis hermanos pequeños trajeron sus discos a mi casa. El primero, en 1985, una explosión de neopsicodelia en formato sintetizado cuyo título era Around the world in a day. Los primeros acordes de Raspberry Beret casi me hacen enloquecer.
En marzo de 1986 sacó al mercado Parade, un álbum donde queda en evidencia su versatilidad musical. El disco contiene su gran éxito Kiss, pero hay que fijarse en el resto del contenido para entender de lo que estamos hablando. El tema que presento en este post es un ejemplo de ello. Se trata de una composición larvada, con unas variaciones sorprendentes y muy interesantes, plagada de las típicas disonancias extravagantes del músico de Minneapolis. Las melodías, los coros, los arreglos y un sinfín de detalles hacen plantearse si la música de este señor puede considerarse comercial. El álbum contiene delicias sentimentales como Under the Cherry Moon y una sugerente suite de piano llamada Venus de Milo.
En marzo de 1986 sacó al mercado Parade, un álbum donde queda en evidencia su versatilidad musical. El disco contiene su gran éxito Kiss, pero hay que fijarse en el resto del contenido para entender de lo que estamos hablando. El tema que presento en este post es un ejemplo de ello. Se trata de una composición larvada, con unas variaciones sorprendentes y muy interesantes, plagada de las típicas disonancias extravagantes del músico de Minneapolis. Las melodías, los coros, los arreglos y un sinfín de detalles hacen plantearse si la música de este señor puede considerarse comercial. El álbum contiene delicias sentimentales como Under the Cherry Moon y una sugerente suite de piano llamada Venus de Milo.
Parade tuvo una más que pobre aceptación en EEUU, mientras que en Europa, más proclive a productos culturales más elaborados, triunfó. La versión de estudio [que es una maravilla] no está disponible, seguramente debido a un doloroso conflicto de derechos de autor en el que Prince estuvo sumergido durante años con su compañía discográfica, la cual se apoderó de toda su obra. Sólo tenemos este vídeo oficial de una actuación en directo. Aún así, se puede apreciar que este tipo no componía temillas pop para retrasados mentales. Por algo se hacía llamar Prince.