La última película del director austriaco Holmer Padrinski está causando sensación en el último festival de Langares de la Hojuela. Está filmada en Texas, el Tirol y en un bar de tapas de la Barceloneta. Tal diversidad de escenarios es un punto super-original del film. El guión también es super-chachi, con mucho misterio. Hellen Parchissetti, una abogada que lucha contra los excesos de los depiladores de sobacos sufre una brutal amputación de cejas por parte de unos desconocidos. Al levantarse por la mañana, se encuentra con que sus gráciles y bonitas cejas han desaparecido.
Es un momento de gran dramatismo...
¿Ha sido una depilación traumática? ¿Un fenómeno parapsicológico? ¿Una enfermedad rarísima? ¿Un secuestro? ¿El guionista había bebido orujo? Aterrada, Hellen se pone en contacto con el sheriff del condado y con la esteticién más cercana, no sin antes pintarse unas cejas con un boli bic de punta dura. Y entonces se inicia una apasionante investigación en busca de huellas dactilares y restos de cera depilatoria. Los descubrimientos de la policía científica alertan al FBI, que se desplaza hasta el Tirol para contactar con un peluquero que tiene poderes paranormales y delirios sexuales con Pocahontas.
Peliculón, ya te digo.