20160830

Francamente: la Gioconda no era guapa

Según estudios actuales, los cánones de belleza emanan de la simetría. La perfecta distribución de los elementos de la cara, su proporcionalidad y equidistancia con los contornos del rostro conforman la belleza ideal. 

Naturalmente, nos estamos refiriendo a una belleza que cala con facilidad en el subsconsciente. En realidad, todos sabemos que la belleza emana del Espíritu. Como dice un viejo proverbio griego: La belleza sin gracia es como un cebo sin anzuelo; atrae, pero no consigue retener.

No obstante, los modelos de belleza varían según las épocas. Una de las mujeres más famosas del Renacimiento es la Gioconda, pintada por Leonardo da Vinci entre 1503 y 1519. Es la obra pictórica más mitificada de la Historia. Ignoro si Leonardo estaba pintando un retrato de la hija de un vecino o si, por el contrario, pretendía reflejar un modelo idealizado de la belleza de la época. En todo caso, la chica no sería una top-model en la actualidad. Los defectos en su rostro son varios:
1- La barbilla pequeña y está demasiado cerca de la boca. Ésto otorga poca personalidad a la modelo. 
2 - La boca también es pequeña y ligeramente deforme. Evoca una sonrisa ausente y estúpida.
3 - Las mejillas son escurridas y fláccidas. No tiene pómulos, un elemento esencial en la atracción sexual.
4 - La nariz es kilométrica.
5 - Los ojos son mansos y ovejunos. Uno es más grande que el otro. La modelo tiene orientado el rostro hacia el frente. Sin embargo Leonardo pinta sus pupilas aparcadas en el rabillo del ojo. 
6 - En contraste con el rostro estólido de la chica, Leonardo la dota de una frente amplia y despejada. Esto no hace más que destrozar la simetría, ya que acerca el resto de los elementos a la barbilla, en lugar de agruparlos en el centro.

En conclusión, la chica no es guapa de cara. No nos engañemos, el cuadro más famoso de la Historia no refleja más que una chica muy vulgar y muy corriente, según el gusto actual.
Madona made in Pinch