20181128

Se inventa un medicamento para enfermedades inexistentes

Inutilina es el nombre genérico del nuevo medicamento de Laboratorios Neciux para curar enfermedades que no existen, como la ningunonástasis, la claurosis inquística o el dolor de uñas. Es muy útil para abscesos de paranoia hipocondríaca y otras secuelas derivadas del patinaje de neuronas desequilibradas. 

Su compuesto básico es el neutro vaciótico, un anticompuesto incompatible que se basa en la NADA más absoluta. Es un principio muy básico que se remonta a los tiempos anteriores al Big-Bang, cuando la Nada más nadista campaba por todos los confines del Universo; bueno, de hecho, no había ni Universo. 

Después de lanzar antimateria a una velocidad cercana a la de la luz en un acelerador de partículas, los científicos de Laboratorios Neciux consiguieron capturar un quark invertido compuesto de Nada Total, después de que un neutrón con tendencias negativas se empotrara sobre si mismo, como cuando un calcetín acaba desapareciendo de tanto enrrollarlo. Y si no ha desaparecido es que se lo ha tragado la lavadora. 

Después de caer hacia el vacío a través de un pequeño vórtice de antimateria inútil hallaron la síntesis de la Nada. Así de fácil. 
Inutilina está compuesta de vacío consubstancial, no sirve absolutamente para nada y, lo que es menos, no está destinada a curar ninguna enfermedad. Se presenta al público en cajas de veinte comprimidos que se pueden dosificar cada ocho horas, o no.

Cuando el dramaturgo francés Jean-Baptiste Poquelin, más conocido como Molière, escribió El enfermo imaginario en 1673 jamás pudo imaginar los increíbles avances científicos que la medicina del siglo XXI nos brindaría. La obra gira en torno a Argán, un hipocondríaco que visita a su médico de forma frecuente creyéndose enfermo. Quizás, la única enfermedad de Argán es la credulidad, pues confía ciegamente en los términos griegos de sus médicos, que parecen doctos y sabios. Éstos, por supuesto, prescinden de decirle que está completamente sano, pues es asiduo a sus consultas y les procura muy buenos ingresos.

¡He ahí, violà! Molière no podía imaginarse al imaginar a su enfermo imaginario que sentaría las bases del beneficio de la industria de la salud del futuro, pues tanto la medicina como el cártel farmacéutico son una espiral que se enrolla sobre si misma en el fango de una sociedad enferma, en un proceso creativo de acción-reacción-solución que mueve miles de miles de millones al año. Y si no es eso, es que el calcetín se lo ha tragado la lavadora.
La hipocondría es la base psicosomática de las reacciones negativas del cuerpo y de la mente. Es un problema muy serio, señoras y señores. Tanto es así, que el pobre Poquelin murió poco después del estreno de su obra. Se atribuyó a una enfermedad inexistente [o llamémosla mejor superstición] dado que Molière vistió ropas de color amarillo durante la representación. Se cree que eso lleva a tener "mala suerte".

¡¡Qué va!! ¡¡Eso le pasó por no tomar Inutilina!!