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Macron by Pinch |
Todo empezó cuando un liberal de m... [en francés libegal de la merde] llegó al gobierno de nuestro país vecino. La carambola fue antológica. Con un partido producto de la ingeniería de metadatos, montado en apenas seis meses, al que se unieron no pocos oportunistas, un esbirro de la banca Rothschild llegaba al Elíseo cómodamente. La pregunta es: ¿en qué estaban pensando los gabachos?
Entender lo que es un libegal de la merde es fácil. Es uno de esos tipos que llega al orgasmo privatizando y liberalizando. La competititividad, la rentabilidad y la productividad le ponen a mil. Si puede externalizar para reducir costes, externaliza. Si un año, en lugar de ganar 1000 millones gana sólo 900, tú te vas a la calle. Sus beneficios siempre están por encima del Bien y del Mal.
Un libegal de la merde siempre afirma que la "sociedad civil" debe tener todo el protagonismo en la economía. Hay que leerle entre líneas. Por "sociedad civil" entiende Él y SU GRUPO DE AMIGOS. Ellos han de tener el control de TODA la economía, desde los aeropuertos a las galletas recubiertas de chocolate. Sus ganancias son incuestionables. Y si han de pedir un "rescate público", no problem. Total, lo pagas tú con tus impuestos. ¿Impuestos? No, ellos han borrado esa palabra de su diccionario.
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Francia: impuestos para el populacho por todo lo alto |
Hay que entender la diferencia entre esto y un gobierno corrupto. Al gobierno corrupto se le puede sacar del poder; a éstos, no, porque nadie les vota, y siempre están ahí.
Paradójicamente, este concepto de "economía" proviene de la propia Francia. El laissez-faire [dejar hacer] es una doctrina made in France que se opone a la interferencia gubernamental en los asuntos económicos, más allá del mínimo necesario para el mantenimiento de la paz y los derechos de propiedad. [A ver, un momento, que me voy a reir en mayúsculas: JAJAJAJA] Es justamente lo que decía Milton Friedman, el inventor de la dictadura neoliberal.
Es decir: los recursos económicos, financieros, monetarios son míos y el Estado, gobernado por mis esbirros, está sólo para el control policial, las cárceles y dar cuatro migajas a miserables que no quieren trabajar duro. Sobre todo que nadie trate de "robarme" mis "propiedades".
Hay que tener muy presente que a pesar de la connotación positiva con la que se ha querido dotar la palabra "liberal" a lo largo de los siglos, el liberalismo no tiene nada que ver con la "libertad". De hecho no es más que una argucia totalitaria disfrazada de "democracia".
El "liberalismo", el "libre mercado" y la "libre competencia" son una utopía más grande que el comunismo, dado que nunca han existido. El Capital tiende a la concentración. La empresa grande absorve a la pequeña [o la adquiere, o la "fusiona"] con lo cual, adiós "libre mercado", adiós "libre competencia". En ese momento, los libegales de la merde van a llorarle un poco al gobierno, o la UE, para que reestablezca la "libre competencia" [JAJAJA] Es decir, el libegal de la merde no cree en las regulaciones a menos que sean beneficiosas para él. Antes se conformaba con persuadir al regulador de turno y enviarle un jamón en Navidad; ahora ya ponen directamente a sus títeres en el gobierno, como es el caso de Macron.
Cuando un libegal de la merde habla de "libertad" se está refiriendo a su "libertad" de ganar dinero sin ningún control. Por supuesto, robando, esquilmando, expropiando y estafando todo lo que se pueda sin que hayan regulaciones molestas que se lo impidan. Y si tiene que pasar por la trena, por favor, con una televisión de plasma, langosta y Möet Chandon. Y una reducción de condena considerable, claro.
Cuando un libegal de la merde se refiere a los "derechos humanos" se refiere, por supuesto, a su derecho inalienable de estafar y timar con la manipulación de precios, productos, tarifas y un largo etc. Cuando uno de sus sicarios, que por casualidad es presidente de un gobierno, va al Tercer Mundo a saquear negociar la explotación de unos yacimientos de uranio, le exige al gobierno de los tercermundistas que pongan a alguien que respete "los derechos humanos", si no, que se olviden de créditos e infraestructuras. Es el momento de poner un colaborador cum laude en "derechos humanos" que les venda las minas de uranio a precio de saldo.
Este es el
libegal tipo al que representa esa caricatura humana llamada Emmanuel Macron. Apenas dos años después de su victoria electoral resulta que tiene a todo el país en pie de guerra. Un impuesto especial sobre los carburantes y la subida del precio de los peajes han sido el detonante de
una revuelta que amenaza con una nueva toma de la Bastilla.
El movimiento de los Gilets Jaunes [Chalecos Amarillos] se ha alzado contra este libegal de la merde, dada la progresiva pérdida de poder adquisitivo. En vísperas de Navidad, las ventas en Carrefour y otros centros minoristas a los que resulta muy costoso desplazarse al precio que va el diesel, han descendido de forma alarmante.
Este tío es tan gilipollas que es capaz de subir el precio del paté de foie y del camembert.
Me decepciona bastante que una revuelta en ese mítico país se base en cosas tan banales como el 'coche' y la 'gasolina', dos hitos pequeño-burgueses de gente convencional, en lugar de poner todo el status neoliberal patas pa'bajo. Se necesita un cambio social radical, no una bajada en los precios del diesel. Pero por algo se empieza. Ver desaparecer a un libegal imberbe sería todo un consuelo.
Los franceses siempre relacionan cosas de la moda en la vestimenta en sus tumultos sociales. En la enorme fiesta que montaron a partir de 1789, los revolucionarios eligieron los pantalones largos, en contraposición a los culottes, o pantalones de la aristocracia, que dejaban al descubierto las pantorrillas. El nombre que recibieron fue Sansculottes.
La elección de un chaleco reflectante no me parece demasiado original. Hubiese preferido elementos más simbólicos, pero la sociedad neoliberal actual no da para más.
La cosa se le ha ido a Macron de las manos desde hace semanas. Los índices de popularidad de esta cosa se han desplomado cinco puntos en apenas unos días. Los que le votaron no salen de su casa, ni siquiera con el chaleco amarillo.
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¿Arde Paris? |
Hay que entender a esta pobre personita llamada Macron. Cuando sólo tenía quince años fue violado por su profesora de matemáticas, que le llevaba más de treinta años. No me quiero imaginar lo que debió sufrir este hombre después, cuando comenzó a trabajar en sucursales bancarias de la familia citada más arriba. Todos ellos tienen pinta de ser degenerados de la peor especie.
Eso le debe haber creado a Macron un trauma considerable. Se dice por ahí que los abusos sexuales en la infancia son la seña de identidad de todo psicópata. ¡Qué digo! Comparar a Macron con Ted Bundy no es justo. No es justo para Bundy, claro.
La pregunta ahora es: ¿ha llegado el momento de que Macron ofrezca un poco de pastel a la chusma? Es un chiste muy bueno.
A finales del siglo XVIII las pescateras del mercado de París se plantaron delante de Versalles armadas con gruesos cuchillos. Eran mujeres rudas y musculosas, acostumbradas a cargar con pesadas cajas de pescado. Al ser avisada María Antonieta -la reina- de la presencia de las mujeres -que reclamaban pan- le dijo a una de sus sirvientas: "Dejadlas pasar y que tomen un poco de tarta". La historia ha demostrado que es una fake news, pero la propagación del bulo hizo hervir de indignación al populacho en París.
Francamente: llevo oyendo toda la monserga
libegal de la merde desde el minuto 1 del partido. En 1991, cuando el mafioso Bush Padre, afortunadamente recién muerto, proclamó su "nuevo orden mundial" me eché a temblar. Veía venir una
dictadura empresarial "de libre mercado" por todo lo alto.
Y no me equivoqué.
Por fortuna -o no-, el orden libegal de la merde se está yendo a la idem. Ha sido víctima del dinero barato y de la corrupción a todos los niveles. Lo malo es que nos arrastrarán en su caída y que la "alternativa" que está esperando su momento para ocupar la posición de poder no tiene pinta de ser mejor.