¿Cómo funciona la maquinaria de desestabilización de Estados Unidos, qué metodologías usan, de que medios se valen y cómo consiguen movilizar a miles de personas en aparentes "revoluciones ciudadanas"?
El sótano de la embajada de Estados Unidos en el país es esencial en todo esto. Lo primero que hacen es entrevistarse con los hombres clave del país en el terreno económico, cultural, político, mediático, etc. Ahí testean su grado de satisfacción con el Régimen que quieren derribar. También testean la vulnerabilidad de los personajes y su propensión a la traición y el soborno. Contactan también con los más relevantes líderes opositores, tanto si están en el país como en el extranjero. Esto tiene como finalidad evaluar a posibles candidatos a futuro presidente. Al igual que con los primeros, testean la ambición, las capacidades y posibilidades de una eventual llegada al poder. Una vez hecho esto, montan una campaña internacional de desprestigio contra el gobierno que van a derribar. Palabras como “autoritario”, “autócrata”, “dictatorial”, “represivo”, “antidemocrático”, “corrupto” o “megalómano” siempre deben formar parte del vocabulario de los “artículos de prensa”. Esa martingala debe servir como pretexto para sancionar y debilitar la economía del país, generar descontento y hacer que el Régimen se pliegue a ciertas exigencias. Una vez localizados los principales elementos opositores, entran en juego la USAID, la NED, la Open Society y toda una red de “ONG’s” a las que financian generosamente, y que reciben nombres pomposos como “Mujeres por la Democracia” o “Asociación de Periodistas Independientes” y otras chorradas por el estilo. Siempre es fácil identificar el dinero estadounidense sólo con el nombre de esas “ONG’s”. La cuestión clave (pero MUY CLAVE) es generar un “caldo informativo” que dirija al público en la “dirección correcta”. En ese contexto, trabajan arduamente con empresarios y colaboradores locales para presionar al gobierno para abrir nuevas emisoras de radio, TV y nuevos medios informativos, incluso periódicos que se reparten gratuitamente en sitios de gran concurrencia. Si hay resistencia del gobierno a todo esto, no problem. El FMI le niega un crédito, el Banco Mundial le lanza advertencias y las agencias de calificación amenazan con degradar la calificación de deuda del país. Y después viene el lado más underground del asunto: internet y las redes sociales. Las “ONG’s” de los Estados Unidos en el país contratan desarrolladores web, tanto locales como extranjeros. Salen centenares de páginas cuyo único propósito es manipular la “opinión pública” del país que van a desestabilizar. Esas webs cuentan con el apoyo de los principales buscadores (sobre todo de Google) con lo que cuando un ciudadano de ese país pone “corrupción” en el idioma local lo que se encuentra en la primera página siempre son las webs “opositoras”. Las del gobierno, u otras, están en la página 30. Es archisabido que las BigTech estadounidenses (Google, Facebook, Twitter, etc, etc, etc) venden paquetes de megadatos a empresas y organismos para poder evaluar el estado de la “opinión pública” (Ver escándalo Cambridge Analytica) Los algoritmos son muy útiles para la deformación mental de amplios sectores de la población. Gracias a ellos es posible detectar cuales son las fobias de la población y cuales son los problemas que más les preocupan. Es fundamental que el público asuma otras palabras clave y con un gran poder anestésico: “democracia” y “derechos humanos”. Sus problemas económicos, sociales, estructurales e incluso afectivos son debidos a que están sujetos a un “Régimen” que no respeta ni una cosa ni la otra. Esa monserga se la encuentran en las “nuevas televisiones”, las webs que se encuentran “casualmente” todos los días y otras muchas “fuentes”. Así, el Flautista de Hamelin los va arrastrando lentamente al barranco. Mientras tanto, grupos de teatro y activistas de “ONG’s” organizan actos callejeros y parodias cómicas contra el Régimen en lugares muy concurridos, lo cual ayuda a que la simpatía de la población hacia la oposición artificial creada desde el sótano de la embajada de EEUU crezca. (Esto está en el manual del agente de la CIA Gene Sharp, disponible en PDF en internet) Pero falta el detonante que haga estallar la “revolución ciudadana”. Los “estudios analíticos” proporcionados por las BigTech detectan, por los comentarios en redes sociales y búsquedas en Google, que en el país hay una cierta fobia hacia un determinado grupo social (pongamos… los gitanos) y que también hay una alta sensibilidad hacia las personas minusválidas, aparte de los problemas económicos del día a día, de los que muchos bots a sueldo culpan al gobierno. [Es sólo un ejemplo teórico] ¿Solución? Fácil: se expande la noticia de que un gitano le ha pegado a un minusválido que además acababa de ser despedido de su trabajo por un cuñao del presidente. Tampoco está de más expandir la noticia de que el hermano del presidente se va de putas con dinero público. Ambas noticias son rápidamente divulgadas por "influencers", y "blogueros a sueldo" y se comparte virulentamente en las redes sociales a través de bots hasta que mágicamente se convierte en viral. Tanto si se trata de bulos como si no, la cuestión no se basa en revelar la verdad, si no en crear el caldo de cultivo adecuado para que la indignación suba hasta su máximo extremo. Acaba de estallar la tan anhelada “Revolución Ciudadana”. Los tontos útiles salen indignados a la calle pensando que están “democratizando” su país. Las manifestaciones son dirigidas por activistas y “ONG’s” que van marcando el recorrido y entregan banderolas y pancartas a los manifestantes. La paradoja de todo esto no está en que consigan derribar a un “Régimen” que seguramente es corrupto y todo lo demás. El verdadero drama consiste en que el nuevo “Régimen” no tiene como intención la “democracia” y los “derechos humanos”, sino el control económico y político del país y su supeditación a los intereses de Estados Unidos y otros países occidentales. Después de la “Revolución Ciudadana” y la consecuente dimisión del gobierno, llega un nuevo líder que, por supuesto, gana las elecciones anticipadas por mayoría absoluta. Después de un año-dos, la gente comienza a darse cuenta de que ha sido engañada. Se privatizan empresas, suben los alquileres, el mercado inmobiliario se infla, el gas y la electricidad se van por las nubes y los “líderes democráticos” demuestran que son tanto o más sinvergüenzas que los anteriores. Pero ya es tarde para otra “Revolución Ciudadana”. Sin la embajada americana, el dinero de la USAID, el FMI y el BM y la generosa contribución de Mark Zuckerberg todo intento de cambiar las cosas es ya imposible. Ucrania, Armenia y Egipto son los ejemplos más flagrantes de adonde conducen las operaciones de desestabilización de los EEUU. Un túnel sin fondo donde jamás volverán a ver la luz. Cabe reseñar que los Estados Unidos llevan décadas desarrollando y perfeccionando sus técnicas para derribar los gobiernos que no le gustan. Basta recordar que muchísimo antes de la existencia de Internet, un sólo tío, operando desde el sótano de la embajada americana en Teheran, consiguió derribar el gobierno de Mohámmad Mosáddeq en 1953. Mosáddeq llegó de forma limpia y democrática al poder, pero quería que los beneficios del petróleo se quedaran en Irán. Estados Unidos, por instigación de las petroleras británicas, derribó a Mosáddeq. Lo que demuestra lo mucho que le importa a Estados Unidos la "democracia". Cualquiera que conozca como se desarrollaron los hechos en el golpe de Estado de 1953 en Irán debe reconocer que fue una auténtica obra de arte. Una obra de arte con la que consiguieron que Irán en el futuro se convirtiera en uno de sus mayores enemigos en el planeta.