20160229

Cómo identificar a un gilipollas

Yo siempre he dicho que a quién inventó la palabra gilipollas deberían darle al menos el sillón 'g minúscula' de la Real Academia de la Lengua. Sí, porque esa palabra resume por si sola otras como estúpido, bobo, idiota, tonto, imbécil o todas ellas reunidas. Su sonoridad despreciativa es altamente explícita. La relación entre la falta de inteligencia o tener la poca existente localizada en las zonas erógenas está reflejada en otros idiomas. Expresiones como dickhead, testa di cazzo o tête de noeud hablan por si solas.
Sobre los orígenes de la palabra gilipollas hay varias teorías. La más popular relata la vida de un funcionario de Felipe IV, Don Baltasar Gil y Imón, quien a principios del siglo XVII acudía a todos los bailes de la nobleza con la pretensión de casar a sus hijas [pollas, según el argot de entonces], tres pendejas de escasa belleza y nula inteligencia. La "prensa" de la época bien pronto acuñó un término para dichas apariciones sociales, con la expresión Gil y pollas.

Esta teoría tiene serios detractores entre los lingüistas. Al parecer, la palabra gilipollas fue usada por primera vez en 1882 por Rodríguez Marín, lexicólogo especializado en Cervantes, y se popularizó gracias a Misericordia, obra de Benito Pérez Galdós. Sin embargo, los verdaderos orígenes de la palabra provienen al parecer de expresiones árabes como yihil o gihil, cuyo significado literal es bobo. 

Uso social

La palabra gilipollas creo que comenzó a usarse a nivel masivo a partir de los años 70´s. Si usamos la hemeroteca de La Vanguardia como test, observamos que dicha palabra no aparece escrita en dicho medio desde 1881 hasta 1980.
No es hasta su aceptación académica en los años 90's que esa palabra aparece en la fantástica base de datos del diario barcelonés.

Gilipollez y estupidez. Orígenes.

Idiota es una palabra derivada del griego ἰδιώτης. Su uso original se refería a un ciudadano privado y egoísta que no se preocupa en absoluto por los asuntos públicos. Es una definición muy acertada porque sólo un gilipollas y/o idiota y/o estúpido puede creer que sus asuntos no dependen de lo que ocurre en la sociedad en la que vive. En el año1300 d.C, aprox, el gilipollas/estúpido/imbécil fue definido en francés antiguo como idiote, reducido a una persona sin educación o ignorante. Otra definición muy acertada porque, un gilipollas es totalmente incapaz de obtener cultura, ni se siente motivado para ello. La falta de conocimiento es terrible porque convierte en gilipollas incluso a personas inteligentes que podrían aspirar a más.

La Leyes Fundamentales sobre la Estupidez Humana

Tratados sobre gilipollas no se han escrito muchos. Aparte de la genial película Idiocracia y del libro de Pino Aprile Elogio del Imbécil, el gilipollismo apenas ha sido tratado con el debido rigor científico. Quizás uno de los más importantes ensayos sobre el asunto es el del historiador y economista italiano Carlo Maria Cipolla, en su obra Allegro ma non troppo [1988] En dicho trabajo realizó un análisis económico, demográfico e histórico sobre la estupidez humana.
Yo siempre he pensado que un gilipollas/estúpido/idiota, etc es una persona capaz de causar los mayores estragos debido a su pobre intelecto irreflexivo. Un gilipollas supremo es el que sienta su culo sobre el botón de la bomba nuclear y aún así lo considera divertido. En resumen, un gilipollas puede causar más daño que un hijoputa.

Siempre me pasa lo mismo: lo que yo pienso ya ha sido pensado por otros antes. Pero dejemos el ego aparte. El trabajo de Cipolla aporta principios sobre la estupidez que cabe valorar. He aquí algunos de ellos.

Todo el mundo subestima el número de individuos estúpidos en circulación

Efectivamente. En cualquier organización, empresa, universidad, partido político, pueblo, sindicato, comunidad de vecinos, etc. el número de gilipollas es siempre superior al que se estima en un principio. Cuando se localiza a un gilipollas, siempre hay que pensar que hay uno o dos más.

La probabilidad de que cierta persona sea gilipollas es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

Efectivamente. Al margen de la compasión que se debe sentir hacia personas cuya inteligencia es nula o muy limitada, lo cierto es que las "condiciones ambientales" pueden convertir en gilipollas a cualquiera, independientemente de su coeficiente de inteligencia. El régimen neoliberal totalitario que "disfrutamos" ha convertido en gilipollas a la totalidad de la sociedad. El condicionamiento mediático, de las marcas corporativas y la cultura del entretenimiento han supuesto un cataclismo cultural de tal envergadura que se necesitarán lustros para salir del pozo. La falta de conocimientos y/o cultura, y el poco interés para adquirirlos, es una de las constantes de cualquier gilipollas, en cualquier momento y en cualquier lugar.

Añado: ¿De qué se preocupa un gilipollas?

Sólo de lo más inmediato, de aquello que tiene delante de la nariz. Un gilipollas es totalmente incapaz de cualquier extrapolación filosófica o de analizar concienzudamente cualquier arista de la realidad. Los asuntos del trabajo, de la escuela, del edificio, lo que dicen las personas, las noticias del fútbol, celebridades, sucesos, asuntos de amor y cotilleo, o las compras en el centro comercial os ayudarán a identificar  a un gilipollas con suma facilidad.

Un gilipollas es aquel que causa pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo.

En efecto. De las decisiones y acciones de un gilipollas la única cosa que se puede esperar es que todo el mundo, incluido él mismo, salga perdiendo. Incluso un hijoputa es mejor porque al menos alguien sale ganando, que no es otro que él mismo.

Añado: ¿Puede un gilipollas ascender socialmente?

Pues claro. De la misma forma que una hiena tiene el instinto necesario para hallar su carroña en la sabana, un gilipollas dispone de un instinto similar para lamer culos, comer pollas, hacer la pelota y preguntar ¿qué hay de lo mío? Es un error pensar que una persona que goza de cierto status social es inteligente. Las personas inteligentes son lentas y tienen por lo general escrúpulos morales, de modo que a pesar de las ventajas de las que gozan gracias a su raciocinio muchas veces se ven relegadas por hienas de inteligencia muy limitada. El profesor Cipolla hizo estudios en muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello blanco" existía una considerable número de gilipollas y que esa fracción era mayor de la que esperaba. Resumiendo: el número y la proporción de gilipollas es exactamente el mismo, de forma proporcional y equitativa en todas las clases y estratos sociales

Cuidado con el ataque de un gilipollas. La Tercera Ley Fundamental de la Estupidez.

Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un hijoputa. Las acciones de éste siguen un modelo racional. Intentará arruinarte, romperte las piernas, secuestrar a tus hijos, etc. Él quiere ganar la guerra y obtener beneficios. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un hijoputa son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones son previsibles y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.  Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, un gilipollas llevará a cabo su ataque. Frente a un gilipollas, uno está completamente desarmado.

Añado: ¿Cuál es el método más sencillo para identificar a un gilipollas?

Fácil. Primero hay que elaborar una lista de gilipollas ya detectados. Segundo, hay que atenerse a que los gilipollas se atraen mutuamente. Ahí donde hay un gilipollas, siempre hay dos o tres más. Se atraen por una suerte de magnetismo estúpido. Así que, cuando tengáis dudas sobre si una persona es gilipollas, sólo tenéis que fijaros con quien se junta.

Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión. En eso no estoy nada de acuerdo, porque, como ya he apuntado anteriormente, hoy en día las cuestiones "ambientales" [mediáticas, publicitarias, ideológicas, de moda y de entretenimiento] tienen un peso considerable para que el número de gilipollas se haya multiplicado por 100 en los últimos 50 años.