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20130724

Joseph Heller, un maestro del humor corrosivo

"Trampa 22" (Catch 22) es probablemente una de las novelas más originales de la literatura universal. Su autor, Joseph Heller, fue un maestro en usar la ironía como un látigo. Su humor corrosivo y sin contemplaciones, plagado de giros absurdos, es una delicia para los amantes del género.

La novela, publicada en 1961, cayó en mis manos por casualidad en una antigua edición de "El arca de papel" y todavía hoy no he encontrado nada con lo que me haya reído tanto. La acción se sitúa en una base de bombarderos americana en la ficticia isla de Pianosa, junto a la costa italiana. El protagonista, Yossarian, ha cumplido de sobras el número de misiones de vuelo, pero para su mayor asombro, en lugar de licenciarlo le suben el cupo. Cada vez que sale a bombardear las posiciones enemigas con su B25 sabe que se juega la vida ante las baterías antiaéreas de los alemanes. La Trampa 22 consiste en la imposibilidad de declararse loco para negarse a volar. Si se está loco, obviamente, no importa salir a volar y jugarse el pescuezo. Y por supuesto no puede declararse cuerdo porque eso no es una enfermedad.
Aparte de la corrosiva crítica a los estamentos militares, lo más sorprendente de esta novela es el elenco de freaks que la protagonizan, el torrente de verborrea satírica narrativa y su decidida apuesta por el humor absurdo más delirante. Tenemos por una parte un general retirado que no participa en ninguna batalla, cuya única herida de guerra es el rasguño de la espina de una rosa que le tiran desde un balcón. Hay también un personaje que se dedica al trapicheo con las provisiones del ejército y monta un sindicato en el que al final figuran como socios hasta los propios alemanes. Hay un jefe indio que tiene un presentimiento paranoico de que morirá de una pulmonía y, en efecto, acaba muriendo de una pulmonía. El compañero de tienda de Yossarian es un tipo que se pasa toda la novela montando y desmontando un grifo de forma minuciosa y al final consigue escapar hasta ¡¡Suecia!! en una lancha rudimentaria. Y por ultimo hay un general cuya misión fundamental es organizar desfiles. Su única preocupación es que sus hombres levanten los brazos al marchar a la misma altura.

Como curiosidad, tenemos al artillero de cola, un tal Snowden, quien muere literalmente pulverizado por el fuego antiaéreo. Dentro de la cabina del piloto, Yossarian acaba totalmente impregnado con sus restos. Es uno de los momentos más dramáticos y a la vez sarcásticos del relato. Este hecho tiene una interpretación en clave muy actual si tenemos en cuenta la historia de Edward Snowden, el espía acorralado en el aeropuerto de Moscú, a quien las autoridades norteamericanas impiden volar.  Y en caso de que volara, derribarían el avión seguro. Es una nueva versión de la Trampa 22.
Y esto es solo una muestra de la gran cantidad de sucesos rocambolescos que narra esta novela. Muy probablemente, ese inagotable caudal de sarcasmo esconde una realidad dramática, cosa que se va revelando conforme llegan los capítulos finales. Detrás de su cinismo es posible que se encuentren sus propias experiencias traumáticas en la guerra. En 1942, a los 19 años, Heller ingresó en el Cuerpo Aéreo del Ejército de EE.UU. Dos años más tarde fue enviado al frente italiano, donde participó en 60 misiones de combate como parte de la tripulación de un bombardero B-25.

Catch 22 fue llevada al cine en 1970. El film contaba con la participación de Art Garfunkel, Anthony Perkins, Martin Sheen, Jon Voight y Orson Welles [entre otros], pero desgraciadamente no sabe reflejar fidedignamente el espíritu de la novela. El guión fue significativamente alterado porque seguramente la forma narrativa original dificulta enormemente su extrapolación al cine.

En todo caso, Heller [+1999], escribió una auténtica comedia del absurdo.