La iconografía religiosa es una sorpresa constante. En muchos casos, las estampas y representaciones están impregnadas de una simbología pornográfica escandalosa. De forma consciente o inconsciente muchos de estos artistas dejan fluir su líbido -e incluso sus tendencias homoeróticas- hasta llegar al chiste. El sumo cuidado con el que representan la figura masculina delata que la religiosidad va muchas veces ligada a una identidad sexual confusa.
<--- Este cuadro del pintor mexicano Ángel Zárraga, de título Ex-voto, El martirio de San Sebastián -1912- muestra a una mujer [objeto sombrío, anodino y degradado] arrodillada frente al santo [símbolo iluminado y majestuoso], en los prolegómenos de una felación. La biografía de Ángel Zárraga destaca una educación muy conservadora en su México natal. Se trasladó a París, pero el ambiente de vicio, absenta y prostitución de la capital francesa le hicieron emigrar a España. En Segovia se encontraba mucho más a gusto. Abandonó el impresionismo y el cubismo y se dedicó a un realismo pragmático. Con él pudo dar rienda suelta a sus tendencias retóricas sin escandalizarse a sí mismo.
En todo caso, la escena también sugiere esto: