Muchos creen que los extraterrestres son un invento de Friker Jiménez y la prensa sensacionalista. Nada más lejos de la realidad. La ciencia-ficción, el cine y la televisión han dado muestras una y otra vez de la veracidad de su existencia. Los extraterrestres son de formas y colores de lo más variado. Por lo general se les suele presentar en forma humanoide, pero la nave del Pinch Klub ha visitado varias galaxias y podemos certificar la existencia de verdaderos engendros de la naturaleza. Como por ejemplo...
LAS LLAVES INGLESAS EXTRATERRESTRES!!!
Proceden de un planeta que en su origen era una chatarrería. Lo lógico es que hubiera evolucionado hacia una ferretería, pero con el paso de los milenios el hierro se convirtió en el único elemento existente en la superficie y en la atmósfera, de lo que surgió una civilización única en su género. Pero hay un peligro. Así como las especies orgánicas expelen metano prutefacto cuando comen cosas flatulentas, estas llaves inglesas cuando se tiran un pedo lo que sueltan son... ¡chinchetas!
Nos encontramos a una de estas llaves en el suroeste-este-norte p'arriba de NGC964 y por fin pudimos pegar los posters de Elsa Pataky en la pared de nuestra nave.
LOS EXTRATERRESTRES PELOTARIS
Al parecer, unos extraterrestres gamberros de la Nube Pequeña de Magallanes secuestraron en 1929 a un pelotari vasco. Tras hacerle la bromita de la sonda anal le dejaron abandonado en un sucio planeta de Andrómeda, en el desvío que va a Fórnax. Lejos de acojonarse, el vasco dijo ¡ahi va la hostia! y descubrió que los infortunados cíclopes del planeta Ñac habían sido confinados en una cueva. Liberó sólo a las mujeres y de ahí nació una raza que actualmente puebla el planeta, cuyo nombre es Planetarrak.
El único deporte que conocen sus descendientes es, obviamente, la pelota vasca. En sus discotecas el único baile es el de los txistularis.
En Fórnax hay un planeta cuyos habitantes se quedaron atontaos de tanto ver anuncios de televisión. Al principio todo era bello: por la tele echaban Bonanza, Heidi y Dallas, pero con el paso del tiempo, las exigencias del mercado convirtieron la TV fornaxiana en un infierno donde los anuncios de laca, baldosas, microondas y entidades financieras eran toda la programación.
No suelen hablar mucho. Todo cuanto puedan decir ya ha sido dicho en miles de anuncios. Cuando se enfadan muestran su cabreo a través de carteles.
ANDRÓMEDA
Andrómeda está llena de peligros. Es una galaxia hostil plagada de civilizaciones misteriosas y siniestras. Los primos quillos de Alien están allí, por ejemplo. También está Diana, la de "V". Lo supimos porque vimos a un montón de hamsters corriendo despavoridos. Los klingong de Star-Trek se han civilizado bastante pero ultimamente les ha dado por el trash metal y se están poniendo muy pesaos. No hablemos ya de los arácnidos de Starship Troppers cuyas maniobras militares en el espacio profundo molestan a la comunidad intergaláctica.
Cansados de tantas batallas estelares programamos un salto quántico de gran envergadura que nos llevó a los confines del Cosmos, unos terrenillos que todavía están por recalificar. Allí nos encontramos con unos puritanos que se alarman por todo.
ALARMIA: UN PLANETA DE HISTÉRICOS
Son unos seres que viven angustiados por las noticias: ¡¡¡¡Horror!!!! sube la inflación, el paro, los accidentes de carretera, el precio del gasoil, las hipotecas, el monóxido de carbono, la delincuencia, el gamberrismo juvenil, los índices de alcohol en sangre, estamos al borde de la XXI Guerra Mundial, la leche de vaca ya no es de vaca...Etc, Etc, Etc. Preocuparse por según que temas es importante, pero estos alienígenas han elevado la alarma social al límite de la paranoia.
Doce horas después de haber desembarcado en Alarmia estabamos al aborde del suicidio. Repostamos y nos largamos con viento fresco en dirección a la Vía Láctea. Pero antes nos encontramos con las..
EXTRATERRESTRES ANORÉXICAS !!!
No os creáis que el tema de las fashion-victims es exclusivo del planeta Tierra. En absoluto. En el planeta Vogue, que se halla en el EEO-más bien p'al medio de la Vía Láctea, sucumbieron en el XIº Milenio a una dictadura de modistos y sastrecillos que impusieron la Ley nº 38. A partir de aquel momento, todo aquel que se hinchara de hamburguesas se iba a enfrentar a un juicio por Alta Traición. Las tías seguían siendo igual de simpáticas que antes, pero, claro, no había por donde cogerlas. Las costillas marcadas por debajo del poliester sintético daban una sensación penosa.
De buenas a primeras tuvimos la impresión de que Vogue era como una especie de Auschwitz gigante. Estuvimos dos días en el planeta, pero nada de cuanto vimos consiguió levantarnos el ánimo... La próxima vez que viajemos por el espacio investigaremos si existe el planeta Rubens...