Según últimos estudios, ese aparatejo que todos llevamos en el bolsillo podría contener muchas y muy variadas bacterias. Como lo oís: esos telefonillos contienen en su superficie más agentes bacterianos que unas bragas color crema, unos calcetines sudados o el inodoro de una discoteca del extrarradio. Imaginaos que un tipo eructa mientas habla por el móvil después de haber comido fabada Litoral. Es obvio que todos los gérmenes inflados de glutamato van a residir en la rejilla o en el número 8 del teclado. Una empresa de telefonía movil de la Gran Bretaña se puso a contar una por una las bacterias que habitan sobre un móvil usado y se encontraron con una tupida población de estafilococos de nacionalidad inglesa. Ninguno de ellos se parece a Beckham ni hace anuncios de calzoncillos.
Alguno de esos bichejos microscópicos pueden dejar el cutis como un mapa del Himalaya. Granos llenos de pus, ampollas de color malva, verrugas peludas que nunca se quedan calvas o vejigas inflamadas en la punta de la nariz pueden ser consecuencia de un uso desmedido del teléfono móvil. Llegando al límite de la toxicidad, estas "bacterias móviles" pueden causar gripe, neumonía, lepra, parkinson, tuberculosis, almorranas, tontería pura y alzheimer.
Este tipo de bacterias suelen encontrarse en la piel de cualquier persona, pero están prestas a atacar en cuanto el sistema inmunológico de la jeta está desprevenido. Según los estudios del Instituto Británico de Bacterias Malignas, en un móvil pueden convivir perfectamente colonias de más de tres millones de bichos. Analizados cerca de 300.000 terminales, los estudios concluyeron que cerca de un 85% contenían el letal staphylococcus aureus, que deja la cara como para no salir a la calle en tres semanas.
Es obvio que debemos declararle la guerra y desinfectar nuestro móviles. Otra alternativa consiste en tirar el móvil a la basura. Con un poco de suerte las bacterias que hay dentro del cubo entran en guerra con las que viven en el móvil, se aniquilan entre ellas, y sale de allí completamente desinfectado.
Según el científico que se dedicó a observar los 300.000 móviles uno por uno, un 85% de los cacharros contenían placas de caspa y restos de chocolatinas. Eso se debe a que esas bacterias se incuban de forma confortable y cálida en bolsillos, bolsos y mochilas, donde encuentran el caldo de cultivo idóneo para desarrollarse. Y ahí es donde esperan su oportunidad de convertir tu cutis en algo así como la guerra de Irak.
La próxima vez que una compañía de telefonía móvil te haga una oferta para las llamadas, será mejor que te regalen un poco de pomada contra el acné.