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20170706

¿Qué hubiera pasado si Georg Elser mata a Hitler?

La historia de Georg Elser es sobradamente conocida. En Internet se pueden encontrar cientos de artículos [aquí uno muy completo] sobre su increíble hazaña. Este carpintero suabo tuvo la oportunidad de cargarse a Hitler él solo. Para ello trazó un plan muy ingenioso, todo un prodigio de planificación, destreza, meticulosidad y perfeccionismo. Le faltaron dos palmos para perpetrar el crimen perfecto.

Hitler tenía previsto dar una charla en la Bürgerbräukeller de Múnich [la cervecería donde dio sus primeros discursos y en la que se hizo con las riendas del partido nazi] el 8 de noviembre de 1939, dos meses después de comenzada la II Guerra Mundial. En esa fecha se conmemoraba a los caídos en el intento de golpe de Estado contra el gobierno regional de Baviera en 1923, donde 16 nazis murieron en las refriegas contra la policía y la milicia, en lo que se conoció como Putsch de Múnich o Putsch de la cervecería.

Conocedor de ello, Elser se coló en la cervecería todas las noches durante un mes. A la hora de cerrar se ocultaba silencioso en los lavabos y una vez se había marchado el personal comenzaba su labor. Lo primero que hizo fue retirar un embellecedor de madera que cubría una columna situada a poca distancia de donde colocaban el atril de Hitler. Algunas versiones indican que usó un martillo de relojero para escarbar detenidamente en el revestimiento de yeso y cemento de la columna. Al parecer sacó un par de ladrillos de la misma y una vez conseguido un hueco lo suficientemente grande metió dentro de él dos cargas de dinamita [otras versiones hablan de explosivo plástico] Luego colocó un detonador de fabricación casera, unido a un sofisticado temporizador, fabricado por él mismo con dos relojes, revistió el hueco con una protección de aluminio para que el dispositivo no se moviera y lo insonorizó con sendas placas de corcho para evitar que el tic-tac de los relojes revelara la trampa. Finalmente, fabricó en su taller una nueva moldura de madera para sustituir la que había dañado, imitando perfectamente los adornos y el barniz de la plancha original. Elser cuidaba los detalles de tal forma, que no dejaba ni una mota de yeso en el suelo antes de marcharse. [Ver documental sobre los preparativos]

Sobre el orígen del explosivo hay dos versiones. La primera es que se trataba de dinamita, que Elser robó de una mina, y la segunda, que lo consiguió trabajando en una fábrica de armamento y que era explosivo plástico. 

El temporizador aún causa asombro hoy en día por su ingenio. Los dos relojes tenían como finalidad hacer explotar su bomba con un margen de 144 horas, tiempo suficiente para llegar a Suíza en tren.

Al respecto cabe decir que Elser era un profesional muy capacitado en varios campos. Había trabajado con explosivos, era carpintero con años de experiencia y trabajó en una fábrica de relojes en Constanza [Suíza] durante un tiempo.

Sin duda alguna estamos hablando de un genio. Un genio al que le faltaron 10 minutos para cargarse a Hitler, Joachim von Ribbentrop, Joseph Goebbels, Hans Frank y otros importantes jerarcas nazis presentes en el acto. Sin embargo...

El atentado falló

De forma poco intencional, el líder de los nazis siguió los principios básicos de los manuales de inteligencia, contrarios a los horarios fijos, las rutinas de comportamiento y los itinerarios previsibles. Hitler se marchó antes de lo habitual porque tenía que regresar a Berlín en tren, dado que el mal tiempo le impedía hacerlo en avión. Los preparativos de guerra le tenían ocupadísimo.

Ocho minutos antes de que estallara la bomba los gerifaltes del partido se habían subido en un coche en dirección a la estación de tren. Hitler se enteró del atentado con un comunicado de la policía a su paso por Nuremberg. Curioso.
Ufff! De buena me he librao!
La bomba de Elser 'sólo' mató a ocho "camisas marrones" [miembros de las SA] y a una camarera. Y ahora viene...

Lo que no cuadra.

Elser intenta pasar la frontera con Suíza de forma clandestina y es detenido en un control rutinario de la policía. En su bolsillo encuentran una foto de la Bürgerbräukeller con la columna de la bomba señalada con una aspa roja!!!, unos alicates, unos fusibles y restos de un detonador.... Pero vamos a ver... ¿un individuo tan metódico como este podía cometer semejantes errores? A lo mejor es verdad que la confianza mata al hombre.

Teorías conspirativas

Como siempre, un hecho de estas características despierta todo tipo de suspicacias e intentos de instrumentalización por parte de la propaganda. Nadie quiso creer que Elser había actuado solo. Goebbels pronto le encontró una gran utilidad al evento, a fin de incrementar el odio hacia los británicos entre la población alemana. Inglaterra y Francia le habían declarado la guerra a Alemania, pero en noviembre de 1939 ninguno de los dos países tenía capacidad de defender a Polonia o movilizar tropas para invadir Alemania. De modo que se producía un curioso fenómeno, que los alemanes llamaron sitzkrieg [Guerra Sentada] La guerra se había declarado, pero no se había iniciado. Se limitaba sólo a la conquista de Polonia por parte de los nazis. De modo que los alemanes no tenían motivo alguno para odiar a la Gran Bretaña. Goebbels vio una gran oportunidad en el atentado de la cervecería para ligar a Elser con dos miembros de la inteligencia británica que habían sido capturados en Venlo [localidad holandesa cercana a la frontera alemana], los cuales pretendían secuestrar a Hitler, con la ayuda de traidores captados dentro del partido nazi.

Otros en cambio, se afiliaron a la tesis del autoatentado. Los nazis eran expertos en montajes donde un enemigo fantasma atacaba a Alemania, ya fuera en Polonia o los Sudetes, siendo el más famoso de los eventos el incendio del Reichstag por parte de un supuesto comunista holandés.

Sin embargo, esta vez, al parecer, ninguna idea conspirativa era válida. Elser era el más peligroso de los "terroristas", porque, según todos los indicios, actuó en solitario, sin decirle ni mú a nadie. Hoy en día está considerado un héroe en Alemania. Plazas, calles y auditorios de todo el país llevan su nombre. Sin embargo, el "ejemplo Elser" supone la amenaza más temida por el Poder.

Ucronía: ¿Qué hubiera pasado si Elser mata a Hitler?

Un atentado no sólo puede ser instrumentalizado, sino que cabe valorar sus consecuencias a corto, medio y largo plazo. Elser aseguró que con su acción pretendía "frenar la guerra". Eso es completamente ingenuo. La guerra no era un interés exclusivo de Hitler y su camarilla. Era producto de la necesidad de un capitalismo en crisis y un negocio muy lucrativo para muchos sectores financieros e industriales en varios países, no sólo en Alemania. El capitalismo es un sistema enfermizo que cuando entra en barrena no tiene otra solución que la guerra. Se puede comprobar incluso hoy en día. [Ver: Goldman Sachs dice que se necesita una guerra o una gran recesión para acabar con la falta de volativilidad en los mercados. [sic]. Es una "receta" clásica del capitalismo con reúma.

Para detener la II Guerra Mundial no bastaba con matar a Hitler. Sin duda, la desaparición del austriaco hubiera supuesto una merma en la idiosincrasia del régimen nacionalsocialista, pero, a la vez, hubiera soliviantado los ánimos dentro del partido, lo que habría reforzado el poder y la furia de algunos de sus miembros. Aunque pueda parecer increíble, había dos tipos que todavía eran más cabrones que Hitler. Uno era un hombrecillo llamado Heinrich Himmler, fundador de las SS y líder mesiánico del nazismo; y el otro, su pupilo Reinhard Heydrich, un tipo que abría las ostras sólo con mirarlas.
Este "dúo dinámico" tenía un protagonismo cada vez mayor dentro del Régimen, con lo que un III Reich dirigido por ellos hubiera sido mortífero. A fin de cuentas, muchos análisis contemporáneos culpan a Hitler de un montón de malas decisiones militares, que llevaron a que Alemania perdiera la II Guerra Mundial. Si Elser se lo hubiera cargado, las consecuencias a largo plazo podrían haber sido contraproducentes.

Heydrich es una pieza muy útil en este análisis. Murió en un atentado en Praga, esta vez sí, organizado por los servicios secretos británicos y ejecutado por fuerzas de élite checas. Las consecuencias de todo ello fueron terribles. Los nazis, enfurecidos, mataron a la practica totalidad de los adultos de Lidice, una localidad situada al norte de Praga. Muchos se preguntan si valía la pena matar al verdugo nazi, habida cuenta las consecuencias a posteriori. Matar al "protector de Bohemia y Moravia" no evitó que los nazis siguieran con sus espuelas clavadas en la espina dorsal de Checoslovaquia. Dicen que algunos jerarcas nazis se sintieron aliviados, porque la verdad es que Reinhard Heydrich daba mucho miedo. Se cree que el propio Himmler era uno de ellos.

Imaginárse a Heydrich como nuevo fúhrer va más allá de toda película de terror.

13 Minutos: película sobre la vida de Elser: