En los inicios de los tiempos, Gioconda sólo había una. La de toda la vida, la Monnalisa de la que hablaba mi abuela. Pero últimamente aparecen y desaparecen las Giocondas en tos los laos. Primero fue la Gioconda del Museo del Prado. Es una imagen más fotográfica que Leonardo pintó diez años antes de la versión de siempre. Ahora, en un hotel de Ginebra, se acaba de descubrir la Monnalisa de Isleworth. Es una versión un poco más tenebrosa, pero la chica efectivamente parece diez años más joven.
Al parecer Leonardo da Vinci estaba obsesionado con esta tía. Examinada críticamente, tampoco es que fuera demasiado guapa. Pero las modelos profesionales van caras, todos lo sabemos. Así que el genio italiano debió echar mano de la hija de su vecina.
La última noticia es que la famosa Giconda era en realidad un tío. Concretamente un choni llamado Carlo Malaputti que se pintaba las uñas verdemosca en el carnaval de Venecia. Terrible.