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20121220

Gérard Depardieu huye a Bélgica para no pagar impuestos

Según reveló hace poco en su web el diario belga "Le Soir" Gérard Depardieu pasó de puntillas este lunes por la ciudad fronteriza de Estaimpuis. El actor ha comprado una pequeña propiedad en Néchin, una localidad a 5 minutos de la frontera entre Roubaix y Tournai. Tendrá como vecinos a un montón de grandes fortunas francesas, las cuales han elegido el lugar para evitar la presión fiscal de Françoise Hollande. La familia Mulliez, propietaria de Auchan, Decathlon y otras cadenas minoristas, también está instalada en Estaimpuis. Vamos, lo que se llamaría un comportamiento cívico ejemplar. En estos casos, lo único que te pide el cuerpo es que la gente deje de comprar en Decathlon o pase de ver peliculas de este gordo seboso con nariz de boniato.

El Estado francés sólo se parece al español en una cosa: en nada. Si una multinacional que exigió inversiones previas y ventajas fiscales para instalarse en territorio francés quiere deslocalizarse, debe devolver íntegras las cantidades que recibió del Estado. Exactamente igual que en España, donde se sospecha del cobro de comisiones por parte de algún político para facilitar la salida de una empresa multinacional. Un parado de larga duración recibe prestaciones que superan en ocasiones las de un trabajador español, hasta el punto de que es preferible ser un parado francés que un trabajador español. Desde la victoria de Hollande en las pasadas elecciones la presión fiscal sobre las grandes fortunas ha crecido considerablemente. Hace un año pudimos ver una declaración de algunas grandes fortunas galas, dispuestas a pagar más impuestos para ayudar a su país. Vamos, igualito que en España, donde se ha tenido que hacer una "amnistía fiscal" para que aparezcan cuatro millonarios piltrafillas que tenían un millón en Andorra. [sic]

Estos millonarios son así. A la hora de beneficiarse de las políticas del Estado y del favor del público todo son guirnaldas de flores. Pero cuando se trata de arrimar el hombro y ayudar a quienes más lo necesitan, salen corriendo como ratas con la declaración de renta debajo del brazo. Es verdad que a Depardieu le piden el 75% de sus ingresos. También es verdad que cualquiera en su lugar se plantearía si sus milloncejos van a ir a parar a los ciudadanos, vía Estado, o si el que parte y reparte se lleva la mejor parte. Es un terrible dilema. También cabría plantearse hasta que punto y medida estas estrellitas del espectáculo se han beneficiado de forma directa o indirecta de políticas institucionales pagadas con dinero público. Ese es otro terrible dilema. No es muy ético que ahora, que toca apechugar, salgan por patas en dirección al paraíso fecal más cercano. Depardieu dice que "a lo largo de 45 años, he pagado más de 145 millones de impuestos. Doy trabajo, en Francia, a ochenta personas. Ni me quejo ni presumo de nada. Pero no puedo aceptar ser calificado de despreciable. Le devuelvo mi pasaporte, señor Ayrault. Y mi tarjeta de la Seguridad Social, que no he utilizado jamás. Usted y yo no vivimos en la misma patria".

Wow! que teatral y patético. No hace falta ser un genio para calcular que un tío que ha podido pagar 145 millones [de euros, supongo] tiene, entre cuentas offshore, patrimonio a su nombre, o detrás de testaferros y empresas-pantalla, joyas, cuadros, dinero en metálico, farlopa y otros medicamentos...
 
...dinero en total que debe sumar 100 veces lo que ha pagado a la hacienda pública. Todo ello, ha de quedar claro, gracias a los favores y preferencias del PÚBLICO. Lo que se merece este personajillo es una campaña de boicot mundial. La lástima es que el emporio mediático hará de él un mártir, víctima de la "insaciable rapacidad" del Estado.

Personalmente, hace mucho tiempo que no trago a este gilipollas. Primero, por su apoyo público a las corridas de toros, en las cuales se le ha podido ver en más de una ocasión muleta en mano. Lástima que con lo gordo que está ninguna vaquilla le haya clavado un cuerno en la nalga. Así al menos habría tenido la oportunidad de usar su cartilla de la seguridad social. Y segundo, por su afición a la Fórmula Truño, un negocio largo tiempo regentado por dos viejales nazionalsocialistas llamados Bernnie Ecclestone y Max Mosley.

Después de haber interpretado a personajes emblemáticos de la cultura francesa como Jean-Baptiste Lully, Cyrano de Bergerac u Obélix, todo lleva a pensar que Depardieu goza de un gran prestigio en su país. Pues no: sólo hay que echarle un vistazo a la prensa francesa de estos días para comprobarlo. Los comentarios de los lectores califican a este tipo como un payaso borracho y narcisista lleno de michelines. Vamos, es exactamente lo mismo que pasa con las purulentas celebrities made in Spain. Yo todavía me pregunto porque echaron a Napoléon de España. Otro gallo nos cantaría si hoy el español se hablara sólo en la intimidad.
 
Una de las pocas personajas de la farándula que se ha solidarizado con este truhán es Brigitte Bardot. Como es bien sabido esta bruja fascista es una gran amante de los animales no-musulmanes. Más de una vez ha tenido enfrentamientos con Depardieu por las capeas en las que el actor participa. Ah, très bien, pero ahora estamos hablando de dinero. Y donde hay dinero le pueden dar morcilla a los animales. Es curioso ver que flexible es la moralidad de algunos.