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20130809

¡Oh, qué raro soy!

La banda gallega Siniestro Total tuvieron unos orígenes tan cutres como los míos. Empezaron haciendo música enchufando una imitación Gibson Les Paul de color negro al ampli de un tocadiscos. Tenían también mucha afición por Disco-Express, fanzine decano de la prensa musical en España. Patéticamente, intentaron imitar a los monstruos del rock sinfónico sin otro resultado que un ruido infernal. La única alternativa viable era hacer punk. Es una historia que me suena.

Siniestro son como una especie de retrato robot generacional. En 1981 grabé de la radio una maqueta de Hoy voy a asesinarte y me convertí en fan. Sus temas de referencia son tantos que voy a pasar de enumerarlos porque no quiero convertir esto en las páginas amarillas.
En cuanto al que ha escrito la historia de Siniestro en Wikipedia, un par de cosas. Julián Hernandez no echó a Germán Copinni del grupo por "envidia". En absoluto: le hizo un favor a la humanidad. Y es que la historia suele dar grandes lecciones. El grupo sobrevivió a la perfección a la marcha de aquel pijito que iba de punk. El exceso de teatro era tal que hasta daba asco. La banda creó grandes álbumes tras su marcha. Copinni sólo fue capaz de formar un grupo mediocre junto a Teo Carralda, que pasó a la historia bien pronto. Ayatolah Nº 9 es un particular homenaje que le dedican con el que me estuve riendo más de media hora. En cuanto a Carralda es el creador de Cómplices, un grupo de pop intrascendente a quienes profeso un odio feroz.

En 1983 estos gallegos sacaron al mercado Menos mal que nos queda Portugal, álbum que se sitúa en lo más alto de los charts cutres de este blog. Por supuesto, he dedicado un peterclip a Oh, qué raro soy, uno de los mejores temas del disco. Lo váis a gosar: