La cultura de masas de los siglos XX y XXI tendría que caer de rodillas ante Claudio Monteverdi. La superioridad técnica, estética y pasional de su música es una auténtica humillación para la cultura actual. Este magnífico autor italiano del siglo XVII destroza con su intensidad a cualquier estrellita pop. La expresividad musical de Claudio Monteverdi describe de forma incontestable y pasional los laberínticos misterios del amor. Inducen a una seducción estéticamente perfecta.
El album Zefiro Torna [Duetos completos -
El Settimo Libro dei Madrigali] fue publicado en 1619, dedicado a Catalina de Medici, duquesa de Mantua. Recoge importantes novedades en el plano musical.
Monteverdi escoge como título Concierto.
El término concierto posee una cara ambivalente. Por un lado, su etimología sugiere una idea de contraposición (el verbo latíno concertare significa luchar, combatir, competir). Por otro, la misma palabra tiene una sutil vinculación con el participio consertum (entrelazado, anudado), lo que establece un principio de unión. Trasladados al ámbito de un género tradicionalmente polifónico como el madrigal, los dos impulsos se enfrentan, se compenetran y de algún modo se equilibran. Como consecuencia, las voces se individualizan, entran en conflicto entre ellas. Cada una expresa un punto de vista propio, separado de los demás. Pero al mismo tiempo sus movimientos son unificados por una base común: la tarima armónica que ofrece el bajo continuo.
La nueva publicación renuncia a la clásica plantilla a cinco voces (que había monopolizado los seis primeros libros) a favor de una muy amplia variedad formal: madrigales para una, dos, tres, cuatro y seis voces conviven al lado de otros géneros de canto, tal como especifica el compositor en el frontispicio.
También la estructura del libro es novedosa: se abre con una Sinfonía instrumental seguida por una intervención monódica (Tempro la Cetra) con carácter de prólogo, y se cierra con un baile (Tirsi e Clori). Por otra parte los instrumentos tienen un papel destacado y no se limitan a la realización del bajo continuo.
Los textos están basados en poemas de Giambattista Marino, Gian Battista Guarini y C. Achillini, entre otros. Los poemas son sucintos y evocadores, acerca de la profana naturaleza del amor:
Non è di gentil core
chi non arde d'amore;
ma voi, che del mio cor l'anima siete
e nel foco d'amor lieta godete,
gentile al par d'ogn'altra avete il core,
perché ardete d'amore.
Adunque no, non è di gentil core
chi non arde d'amore.