Totem Cary Grant |
Hace años estuve unos meses trabajando en una imprenta. Esencialmente no hacía gran cosa: untar los rodillos con tinta, vigilar que el papel se apilara correctamente en la bandeja de salida y limpiar de nuevo los rodillos para un nuevo tiraje. Para dejar la bandeja y los rodillos limpios se usaba tricloroetileno, un líquido apestoso y altamente tóxico. Supongo yo que, como su propio nombre indica, contiene tres partes de cloro y una de etileno.
Un día, mientras me hallaba encaramado en la máquina offset, la botella se cayó al suelo y derramó todo el líquido. Bajé y eché una enorme hoja recién impresa para que lo absorviera todo. Cuando terminé con la tarea fui a retirar la plana de papel y... cual fue mi sorpresa al comprobar que las imágenes habían quedado perfectamente grabadas sobre una baldosa.
Fue como lo de la Sábana Santa, sólo que en ese momento no sonaban cantos gregorianos.
Primero, comprobé que en cualquier droguería se podía comprar el líquido a granel. Después compré unas cuantas cartulinas de gran tamaño. Las infestas revistas de la prensa rosa fueron la primera victima. Los suplementos dominicales de los periódicos también eran muy útiles. No así el papel couché o parafinado.
Comencé a recortar retazos de fotos que contuvieran colores vivos. Incluso usaba los renglones de texto y los crucigramas como trama. Aplicaba un pincel mojado con el triclo sobre la cartulina, pegaba el trozo de foto sobre la superficie húmeda [muy rápidamente, porque se evapora en un santiamén] y presionaba el trozo de papel con un algodón. El efecto era interesante, con el añadido de que se podían superponer muchas capas a lo que ya se había traspasado. Uno de los principales problemas era que las imágenes quedaban en un color pastel muy pobre, de modo que cuando ya estaba seca la lámina las retocaba con lápices de cera.
El tricloroetileno es venenoso. Se recomienda usar una mascarilla y trabajar en un lugar bien ventilado. Si puede ser frente a una ventana o al aire libre, mejor. Hacerse cubatas con él no es buena idea.
Comprobé que con está técnica se conseguían collages muy interesantes. Llegué a vender algunos de ellos unos cuantos años después a una compañera del trabajo. Otro de ellos lo tengo enmarcado en la pared del pasillo.
Hace poco descubrí un blog que incluye una de mis obras tricloroetilianas. Ver: HELENA DE TROYA EN LA HISTORIA DE LA PINTURA.
Helena de Troya: Original [1992] + Retoque [2014] |
Es un motivo de orgullo y satisfacción que un blog tan bien ilustrado en Arte de la Antigüedad incluya mi homenaje químico a la legendaria amante de Paris. Supongo que no incluye enlace alguno porque esa imagen pertenece a un blog que eliminé hace tiempo. Reivindico mi autoría.