Corría el año 1976 y el mundo se hallaba en un trance definitivo. El paciente se debatía entre la vida y la muerte, sumido en tensiones que no tenían más destino que la guerra termonuclear definitiva. Era un orbe triste, de papel pintado color sepia y desgastados sofas de skay. Por más que se esforzaran Abba y las stars de la disco music en hacer creer que la vida era un carrusel de lentejuelas y purpurina, eran años marcados por una crisis endémica y galopante. En 1973, los países productores de petróleo estrangularon al planeta con una subida de precios que desembocaría en un caos que destruyó la economía occidental. El mundo había entrado en un túnel sin retorno, un agujero en el que resultaba imposible ver la luz.
El azote del terrorismo era implacable. La ultraizquierda, la ultraderecha y el Estado competían en demostrar su brutalidad sin disimular en lo más mínimo. Los nombres de la Baader Meinhoff, el Ejército Simbiótico de Liberación y la Operación Gladio sacudían las entrañas de un planeta azotado por la crisis.
Europa era un continente sucio que desconocía por completo el concepto 'ecología'. En Catalunya, los afluentes del Llobregat eran auténticas cloacas. Ratas inmensas se zambullían felizmente entre burbujas color teja con reflejos verduscos. A mediados de 1976, una explosión en una central química cercana a la ciudad de Seveso (Italia) creó una nube tóxica de agente naranja que causó malformaciones en los fetos de las mujeres embarazadas. Los niños mutantes de aquellas mujeres contaminadas eran el único reflejo del futuro. Un futuro que no merecía tener tal nombre.
Europa era un continente sucio que desconocía por completo el concepto 'ecología'. En Catalunya, los afluentes del Llobregat eran auténticas cloacas. Ratas inmensas se zambullían felizmente entre burbujas color teja con reflejos verduscos. A mediados de 1976, una explosión en una central química cercana a la ciudad de Seveso (Italia) creó una nube tóxica de agente naranja que causó malformaciones en los fetos de las mujeres embarazadas. Los niños mutantes de aquellas mujeres contaminadas eran el único reflejo del futuro. Un futuro que no merecía tener tal nombre.
John Lydon |
Para bien o para mal, la generación nacida a finales de los cincuenta había creado su propio lenguaje. Era una versión 2.0 del nihilismo que recibió el nombre de... PUNK!! Y entre estos punks destacaron como ningún otro los Sex Pistols. Controvertido grupo, lo sé, que desata tantas filias como fobias, pero en todo caso fueron los que elevaron la etiqueta 'punk' a su máxima expresión. A finales de 1976, la revista Disco-Express ya se hacía eco de la nueva tendencia que estaba naciendo en Gran Bretaña.
La historia de los Pistols se puede resumir fácilmente. Cuatro chicos de los barrios bajos de Londres fueron captados por un manager escocés muy maligno a través de una tienda de ropa sadomasoquista en King's Road.
Malcolm McLaren [foto] tenía ya experiencia en el management de grupos especializados en la provocación y el escándalo, como es el caso de los New York Dolls. Pero esta vez sus chicos iban a causar ampollas en la puritana sociedad británica. Lo primero que hicieron fue robarle las guitarras a David Bowie. Después sacaron "Anarchy in the UK", un tema donde el cantante John Lydon afirmaba ser el Anticristo. Emi les fichó, pero después de un escándalo en la BBC donde estuvieron a punto de ahostiarse con un presentador que claramente les provocó, les rescindió el contrato. Tuvieron un juicio al mejor estilo americano porque Lydon (alias Rotten) pronunciaba "va-cunt" en lugar de "vacant". Y finalmente vino la estocada: bajaron por el Támesis en una gran barcaza cantando un tema dedicado a Su Graciosa Majestad en el que decían cosas como "¿es esto un ser humano?".
Obviamente, la prensa conservadora clamaba a los cielos por el atrevimiento de aquellos gamberros con las orejas perforadas con imperdibles. En provincias, cada vez que se anunciaba una actuación de los Pistols, se organizaban "comités de bienvenida" y hasta se simulaban linchamientos con muñecos incendiados de Johnny Rotten.
Ante tantas muestras de cariño, decidieron exiliarse en los EEUU. La desastrosa gira de 1978 se inició con Vicious llamando "mariconas" a los cuatro cow-boys que habían ido a verles. Varios conciertos se suspendieron y otros duraron apenas un cuarto de hora. América fue el principio del fin de los Pistols. Después vinieron el asesinato de Nancy a manos de su novio Syd Vicious, quien a su vez murió por sobredosis de heroína.
Malcolm McLaren [foto] tenía ya experiencia en el management de grupos especializados en la provocación y el escándalo, como es el caso de los New York Dolls. Pero esta vez sus chicos iban a causar ampollas en la puritana sociedad británica. Lo primero que hicieron fue robarle las guitarras a David Bowie. Después sacaron "Anarchy in the UK", un tema donde el cantante John Lydon afirmaba ser el Anticristo. Emi les fichó, pero después de un escándalo en la BBC donde estuvieron a punto de ahostiarse con un presentador que claramente les provocó, les rescindió el contrato. Tuvieron un juicio al mejor estilo americano porque Lydon (alias Rotten) pronunciaba "va-cunt" en lugar de "vacant". Y finalmente vino la estocada: bajaron por el Támesis en una gran barcaza cantando un tema dedicado a Su Graciosa Majestad en el que decían cosas como "¿es esto un ser humano?".
Obviamente, la prensa conservadora clamaba a los cielos por el atrevimiento de aquellos gamberros con las orejas perforadas con imperdibles. En provincias, cada vez que se anunciaba una actuación de los Pistols, se organizaban "comités de bienvenida" y hasta se simulaban linchamientos con muñecos incendiados de Johnny Rotten.
Ante tantas muestras de cariño, decidieron exiliarse en los EEUU. La desastrosa gira de 1978 se inició con Vicious llamando "mariconas" a los cuatro cow-boys que habían ido a verles. Varios conciertos se suspendieron y otros duraron apenas un cuarto de hora. América fue el principio del fin de los Pistols. Después vinieron el asesinato de Nancy a manos de su novio Syd Vicious, quien a su vez murió por sobredosis de heroína.
Había nacido "The great rock ´n´ roll swindle" (La gran estafa del rock and roll) Pero surgieron temas que aún a día de hoy son himnos generacionales. Como este Bodies.
Es una pasada: ¡me encanta!