Argentina es un país rico, pero con un montón de problemas. El primero, una clase dirigente totalmente corrupta. El segundo, un nivel de endeudamiento insostenible. La emisión de un bono a 100 años es una demostración de que el Estado argentino tiene que prolongar hasta el infinito los pagos para seguir adelante. El tercero, como consecuencia de los dos anteriores, un macroproceso de privatizaciones y ventas de territorio, con los que se intenta tapar agujeros y déficits.
Y si todo esto puede parecer poco, ahora se enfrentan a una petición de independencia del pueblo Mapuche. Este "proceso" afecta también en gran medida al estado chileno.
Lógicamente, cuando al "mundo civilizado occidental" les presentas a un grupo de pobres indios expoliados y discriminados, rápidamente obtienen toneladas de afecto y simpatía. Es un grupo étnico que lucha por su tierra y hasta nenes guapos y grunge como Johnny Depp se solidariza con ellos.
No hay para menos. Los indios mapuche llevan decenas de años luchando por el control de su tierra y sus recursos. Viven en la Patagonia, una basta región repartida entre Chile y Argentina, rica en todo tipo de materias primas, entre otras, las reservas de agua potable más importantes del planeta. Es una zona muy codiciada desde hace décadas. Estos indios sufren el acoso tanto del Estado argentino como de las multinacionales allí instaladas. El capital transnacional se ha convertido allí en un nuevo terrateniente. Véanse si no las siguientes cifras:
-Luciano Benetton, multimillonario italiano, propietario del very fashion Benetton Group: 900.000 hectáreas, territorio equivalente a la mitad de Gales.
-Ted Turner, jefazo de la CNN: 55.000 hectáreas.
-Joseph Lewis, especulador con sede en las islas Barbados: 14.000 hectáreas.
-Douglas Tompkins, fundador de North Face y autoproclamado "ambientalista": 800.000 hectáreas en Chile y Argentina. Ahora ya es también "South Face"
Nadie dice que los indios mapuche no tengan todo el derecho a rebelarse contra esto. Pero como veremos a continuación, una lucha legítima se convierte en una herramienta para enfrentar comunidades, balcanizar estados y crear un mapa favorable con estados aún más débiles a los que el capital multinacional puede doblegar más fácilmente. Si hoy en día los políticos no son más que meros contables del poder financiero y las multinacionales, imaginaos una nación mapuche recién creada.
El periodista argentino Sebastián Salgado [vídeo] estuvo investigando el asunto y siguió la pista de uno de los nuevos líderes del movimiento mapuche. Sus pesquisas le llevaron a... ¡Londres!, donde el líder le confesó que estaban recibiendo financiación de varias "ONG" en su resistencia contra el gobierno.
¿"ONG"...? Ah, vale.
Resulta muy duro tener que defender al gobierno de un impresentable como Mauricio Macri, más contra un movimiento indígena de gente pobre. Pero, la pura realidad es que esa gente está siendo utilizada. Son los típicos tontos útiles que se creen que ONG's que usan bonitas palabras como "cooperación" "medioambiente" y "desarrollo", con sede en Londres, Washington, etc. están ahí para "ayudarles". Sí, les ayudarán a conseguir la independencia, sólo para caer en una dependencia muchísimo peor.
El escenario de futuro más probable para la "nación mapuche" sería el siguiente. Al principio, sus nuevos amos multinacionales repartirían unas cuantas migajas para contentarlos. Formarían cuadros de nuevos líderes indios, más proclives a sus intereses. Cualquier intento de sublevación sería sofocado con la creación de una policía local bien alimentada y con la presencia de mercenarios a sueldo. Las empresas privadas ya han demostrado que pueden tener sus propias fuerzas de seguridad. Finalmente, la Patagonia acabaría siendo un cortijo de los 4 que hemos mencionado anteriormente.
Para entender esto es indispensable ver la conferencia de la periodista estadounidense-venezolana Eva Golinger, donde habla del papel de esas "ONG" que apoyan y hasta financian a grupos étnicos y nacionalidades oprimidas.
La estrategia está clara. Desde los años 90's, con la destintegración de Yugoslavia, pasando por la primavera árabe y las guerras contra Libia y Siria, los intentos de fragmentación y/o descentralización y/o desestablización y/o directamente destrucción de estados han sido una constante en la línea de actuación de los grandes poderes militares, económicos y políticos. La filosofía Sykes-Picot sigue vigente. Cuanto más fragmentado está el mapa, mejor.
Divide y vencerás.