Inadvertidamente, el compositor italiano Claudio Monteverdi, mientras abandonaba solapadamente el estilo de música sacra y entraba en interminables disputas técnicas sobre los nuevos estilos del barroco con sus competidores y críticos, acabó escribiendo un madrigal cuya música y letra evocan lo mejor y más sagrado del sentimiento amoroso.
Libro V de Madrigales [1605] Las palabras son dueñas de la armonía, no esclavas. [Monteverdi]
T'amo mia vita,
la mia cara vita dolcemente mi dice,
e'n questa sola si soave parola,
par che transformi lietament'il core,
per far mene signore.
O voce di dolcezza e di diletto,
O voce di dolcezza e di diletto,
prendi la tosto amore,
stampala nel mio petto,
spiri solo per mei l'anima mia,
t'amo mia vita,
la mia vita fia.
Las traducciones del italiano a veces son innecesarias.
Yo conocí esto sobre 1994 grabando de la radio y me quedé gratamente sorprendido del grado de delicadeza y perfección de este autor. El sucinto erotismo que evoca es sencillamente brutal.
Monteverdi no era un desconocido para mi porque, años antes, ya había capturado una parte de su Selva Morale e Espirituale y me había percatado de su genialidad.
Con sus libros de madrigales Monteverdi se adentraba en temas profanos referidos a las gentilezas del amor.
Sus referencias a los amoríos interminables son eso, interminables. O come sei gentile. Sus cálidos homenajes a la mujer italiana han trascendido la eternidad, como su "temazo" Damigella tutta bella. Este genio italiano proclamó que Non è di gentil core chi non arde d'amore [No es un corazón gentil el que no arde de amor] Puff está todo dicho.
Los 9 libros de madrigales de Claudio Monteverdi son un universo inabastable de belleza creada en nuestra Antiguedad europea. Son cultura, lo demás, es basura.