El siglo XV en Europa es una explosión de belleza. Desde la indumentaria de las mujeres, hasta los adornos en las monturas, todo sugiere una salida al final del túnel. Europa había vivido encajonada entre el Islam, el Polo Norte y el océano Atlántico durante más de diez siglos. Ese largo período de aislamiento fue roto en parte por las repúblicas italianas, las cuales, además, nos legaron la mejor música hasta el momento.
Tal es el caso de Domenico da Piacenza, [+Ferrara 1470], no sólo un excepcional músico, sino autor del primer tratado sobre coreografía, de título De arte saltandi et choreas ducendi. Su función en la corte de Ferrara era justamente esa: definir como se debían bailar las piezas que él componía.
Con un acompañamiento de dos chirimias [flauta de la época parecia a la dulzaina], y un tambor de marco, el Rostibuli, fue una de las primeras melodías de baile. El baile era muy popular y se menciona en fuentes italianas, francesas, inglesas y escocesas con muchas versiones diferentes del nombre [en escocés, Rusty Bully]
Es posible que la melodía haya comenzado como una canción popular y probablemente signifique "asado y hervido". Los manuscritos originales presentan solo la melodía sin acompañamiento junto con una coreografía detallada para los pasos de baile; para esta actuación, los intérpretes han añadido una parte de contramelodía y percusión, como era típico en el estilo de la época.
La música del Renacimiento y el Barroco es un lujo para el oído; todo un privilegio que nos traslada fuera de la vulgaridad de la actual cultura de masas. Disfrutemos de ello: