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20201028

La nefasta gilipollez del lenguaje de género

Veamos esto: 

Como podemos apreciar, en este simple lema no hay ni masculino ni femenino. Nadie le dice a la Hilaria: ¡eh, que tienes que decir stronga toghetar!!! 

¿Por qué? Sencillamente porque en inglés no hay femenino ni masculino para todo. A excepción de expresiones de cortesía como brothers and sisters o ladies and gentlemen, el inglés se libra del insufrible uso del lenguaje de género. 

Por desgracia, en España, Catalunya, Francia, Italia y demás territorios latinos la lengua está plagada de formas masculinas y femeninas para prácticamente todo. 

Cuando alguien se dirige a un auditorio y dice “estamos aquí reunidos” ya se supone que se está refiriendo a hombres y mujeres por igual. Ninguna persona razonable piensa que el mensaje está dirigido sólo a los hombres. No hace falta ser tan susceptible y quisquilloso para pensar que eso es un lenguaje que discrimina a las mujeres. La necesidad de incluir en un discurso algún tipo de fórmula de cortesía que transmita respeto hacia el género femenino es una objeción razonable, pero el uso de las miles de formas femeninas en nombres, adjetivos, pronombres y artículos se puede convertir en una auténtica pesadilla. 

¿Supone eso una demostración de machismo? No, supone sólo que hay un defecto en las lenguas latinas cuando se trata de hablar en plural. Se aprecia que el uso tradicional de la forma masculina para referirse al conjunto es una costumbre, una convención. Querer ver una connotación machista o del patriarcado heterosexual en lo que es sólo un modo práctico del uso del lenguaje es propio de feministas radicales con media neurona. 

Si alguien se presenta ante un auditorio donde hay hombres y mujeres y dice: “estamos aquí reunidas…” obviamente está excluyendo a los hombres de su discurso. No digamos ya si se le ocurre incluir el adjetivo ‘todos’. “Estamos todos y todas reunidos y reunidas…”. La cosa se va complicando conforme se van incorporando nombres, adjetivos, adverbios, artículos, etc. “Todos y todas los trabajadores y las trabajadoras que estamos aquí y acá reunidos y reunidas…” Esto es una locura. 

Y suerte que la forma verbal, aunque vaya unida a un pronombre masculino o femenino, no varía en muchos casos [Ella tiene/él tiene] De lo contrario el nivel de esquizofrenia lingüística sería ya prácticamente insostenible. 

Esperemos que en el futuro no salga uno/una a quien se le ocurra aplicar ese tipo de lenguaje a todas las palabras. Uno se puede imaginar como se exigirá que la Luna tenga también una forma masculina [El luno], o quieran ver una discriminación de género en que el Sol, que es al astro Rey, no sea la Sola, un astro/astra reina. O que un puerto sea una puerta. O que un codo sea una coda. O que el fútbol sea la futbola. Etc. 

También cabe la posibilidad de que tus progenitores/as no sean ya tus "padres", sino tus madres.

Ya expliqué hace años porque no considero que Podemos sea un partido que representa a la clase obrera/claso obrero, el único género/génera sujeto/sujeta de derecho/derecha por encima/encimo de cualquier/cualquiera otro/otra tipo/tipa de clasificación/closificación. 

Y al final han acabado confirmando mis sospechas de que se trata sólo de un experimento fabiano dirigido a los millenials descerebrados que participaron en la verbena del 15M

Su nombre de guerra actual es ‘Unidas’ Podemos. Tenían la opción de dejarlo sólo en su forma verbal, que no tiene género, pero el partido de Pablo obedece claramente a ciertas agendas que dejaremos para otro post/past. 
"A partir de ahora llamadme Paola Iglesios". A ver, macho, estás de testosterona hasta la coleta". Da igual, hacedlo/hacedla".

Digamos que alguna vez Pablo fue algo/alga parecido a un marxista clásico. Pero un día iba de camino a Sorosilandia, se cayó del caballo y vio la luz. 

A buen entendedor, palabras sobran.