Nuestro pasado es a veces una losa terrible. Por más que tratemos de ocultarlo, siempre hay alguien dispuesto a despojarlo de su máscara. Nunca hay una vida nueva. Nuestra historia es una larga cadena que por más eslabones trabados que tenga en su trama, siempre acaba surgiendo a la superficie. Eso es justamente lo que le ocurrió a Bernann McKinney, una mujer americana que se hizo momentáneamente famosa después de la clonación de un pitbul. Gracias a la ingeniería genética consiguió salir en la prensa durante unos días acariciando a los cachorros fotocopiados de su fallecida mascota.
El pitbul es el de la izquierda, aviso.
Esta súbita aparición en los medios, lejos de provocar la admiración del público por la clonación de perritos, fue el inicio de una labor de investigación. El diario británico Daily Mail descubrió que el verdadero nombre de la señora era Joyce McKinney y que estaba relacionada con un escabroso suceso ocurrido en 1978.
Hace treinta años, la señora McKinney secuestró a punta de pistola a un mormón en el Reino Unido. Después de atontarlo con cloroformo para que estuviera más cerca de Dios, se lo llevó a una segunda residencia perdida en las montañas, lo maniató y allí le obligó a tener relaciones sexuales con ella durante días.
Al brother Anderson se le pasaron las ganas de comer tarros a domicilio |
Los malvados periodistas del Daily Mail descubrieron que la antigua ganadora de concursos de belleza Joyce McKinney había sido detenida después de que el misionero mormón Kirk Anderson escapara de su cautiverio. Apenas unos meses después fue puesta en libertad por problemas psiquiátricos. Se desplazó a los Estados Unidos disfrazada de mimo y allí continuó acosando al brother Anderson, quien abandonó los mormones y se fue de mercenario a la guerra de Afghanistán.