Los más asiduos de este blog habréis podido comprobar que hay una sección llamada 100% ANTIDEPORTIVO. Os preguntaréis por qué. Obvio: porque el deporte (es decir, eso que dan por TV que llaman "deporte") es la mayor gilipollez de la historia. Es una tontería esdrújula para entretener a cuatro subnormales de un nivel cultural bajísimo, de vida alienada y pocas alternativas de pillar algo que no sea una indigestión por sobredosis de patatas fritas. 'Deporte' es jugar un partidillo de fútbol con los amigos un sábado por la mañana, subirse una montaña hasta dejar el hígado, correr solitariamente con el único fin de mantenerse en forma o hacer una carrera con tu perro por el campo. Ese deporte televisivo con publicidad hasta en el ojete no es deporte: es básicamente un gran juego de manipulación de masas. He aquí más de un ejemplo:
JUEGOS OLÍMPICOS BERLÍN 1936:
Se celebraron única y exclusivamente para exaltar la personalidad del líder de la nueva Alemania. En 1936, el fürher era todavía una figura no-beligerente, pero cabe recordar que acabó desencadenando la II Guerra Mundial, evento deportivo que se saldó con millones de muertos al final de los 90 minutos. El objetivo, supuestamente, era demostrar la superioridad de los atletas de raza aria, a quienes se pasó por la piedra un negro muy negro llamado Jesse Owens. Y es que los negros, como yo, la tenemos más larga.
Al atleta alemán, que es el del brazo en alto, obviamente, lo podéis ver ocupando la tercera posición del podium, imagen recurrente hoy en día en las polladas de la Formula Mierda. Lástima que no estuviera ahí ese mayúsculo fantasma llamado Bernie Ecclestone, que hubiera disfrutado de lo lindo. Seguro que organizaba de seguida el Gran Premio de Treblinka y pactaba con Hitler la construcción de un circuito urbano si ganaba la guerra.
JUEGOS OLÍMPICOS BERLÍN 1936:
Se celebraron única y exclusivamente para exaltar la personalidad del líder de la nueva Alemania. En 1936, el fürher era todavía una figura no-beligerente, pero cabe recordar que acabó desencadenando la II Guerra Mundial, evento deportivo que se saldó con millones de muertos al final de los 90 minutos. El objetivo, supuestamente, era demostrar la superioridad de los atletas de raza aria, a quienes se pasó por la piedra un negro muy negro llamado Jesse Owens. Y es que los negros, como yo, la tenemos más larga.
Al atleta alemán, que es el del brazo en alto, obviamente, lo podéis ver ocupando la tercera posición del podium, imagen recurrente hoy en día en las polladas de la Formula Mierda. Lástima que no estuviera ahí ese mayúsculo fantasma llamado Bernie Ecclestone, que hubiera disfrutado de lo lindo. Seguro que organizaba de seguida el Gran Premio de Treblinka y pactaba con Hitler la construcción de un circuito urbano si ganaba la guerra.
Pues ná. Resulta que en la Copa América 1970, en un interesantísimo partido Honduras-El Salvador, de esos que no te sueles perder por nada del mundo, se armó la de dios y el partido acabó en una guerra. Para no manipular los hechos cabe decir que ambos países, gobernados por sendas juntas militares, tenían contenciosos de todo tipo por las cuestiones agrarias de siempre. El partido sólo hizo de detonante de las tensiones existentes. Pero el caso es que el ejército salvadoreño llegó hasta las puertas de Tegucigalpa (capital de Honduras) en una guerra que duró sólo 6 días. En todo caso, una muestra más de como ese "deporte" que dan por la tele siempre está relacionado con las más estrafalarias maniobras políticas.
MUNDIAL DE ARGENTINA 1978
El que veis en la foto es el general Videla, un tipo que como se puede apreciar, no estaba pa hostias. Cruce perfecto entre El Caudillo y Adolf, abría ostras con la vista a más de cinco metros. La FIFA, en su afán por extender los valores de nobleza, caballerosidad y cartera llena de billetes le otorgó en 1978 la posibilidad de organizar un Mundial de Fútbol. Todo un favor para una de las dictaduras más sangrientas del siglo XX. Bueno, no: si excluímos a Adolf, Paquito, Stalin, Pol Pot y Georgi Dan, este era una hermanita de la caridad. Pero sabido es que en estos temas cuentan tanto la calidad como la cantidad...
Mientras en las noches oscuras se seguía secuestrando a tipos de sus camas y se los llevaban a dar una vuelta (y no precisamente a Terra Mítica), la Argentina de Mario Alberto Kempes ganaba una final claramente amañada contra la selección holandesa. Aquí es donde cabe plantearse si los argentinos son tan listos como aparentan. Sí, porque la gran victoria del combinado nasioná en el mundial de furbó hizo que se olvidaran que su país estaba gobernado por perros peores que un Rottweiller. Pero que más da: al cabo de pocos años invadieron las Malvinas (un sitio que no vale una mierda), pero que sirvió para que estallaran en una gran ola de fervor patriótico. Incluso fueron a dar la vida a las tundras antárticas por sus gloriosos generales. Naturalmente, la Royal Navy les metió un 5-0 que les escoció por años, hasta que Dieguito, a pase de Dios mismo, hizo su famoso gol con la mano y ahí se curaron tantos y tantos años de penas y desdichas. Qué grande es el furbó!!!
Los italianos de la Juventus y los ingleses del Liverpool separados por un finísimo cordón policial. Unos 30 minutos antes de que comenzara el partido, una carga de caballería de los hooligans contra el sector donde estaban los italianos provocó una avalancha por causa de la cual murieron unas 40 personas por asfixia. Los que estábamos contemplando el "espectáculo" por la tele no dábamos crédito a lo que estábamos viendo. Nos parecía evidente que con 40 muertos sobre la mesa el partido debía ser suspendido. Pero no: la UEFA y sus sponsors no estaban para perder dinero. Así que el partido se celebró "felizmente", con discutidas decisiones arbitrales con las que se trataba de "compensar" al bando más damnificado.