Unos meses después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el músico alemán Stockhausen generó una agria polémica después de estas declaraciones:
A pesar de que el músico alemán estaba tan sólo dando una visión distinta de lo que se podría considerar un "acto creativo", las críticas que le llovieron fueron en gran parte justificadas porque es inadmisible e inmoral que el crimen se pueda convertir en "arte". El arte se basa en un sentimiento constructivo, creativo. Tiene una tendencia positivista, pues tiende a crear. El artista crea un cuadro, una partitura. El artista, genera vida, información, objetos, perspectivas. En ningún caso es aceptable el arte de la destrucción. La muerte y el crimen, por más "creatividad" que encierren, suponen la antítesis del arte. De otra forma, tendríamos que aceptar que la tortura, las snuff-movies, los atentados terroristas, las corridas de toros, los videos pedófilos, los atracos con butrón y otro sinfín de actos deleznables fueran considerados arte.
"Bien, lo ocurrido es, por supuesto —deben entender correctamente esto— la más grande obra de arte jamás hecha. El hecho que los espíritus han realizado con un único acto es algo con lo que en música nunca podremos soñar. Esa gente practicó diez años duramente, fanáticamente, para un concierto. Y entonces murieron. Y eso es la más grande obra de arte que existe en todo el cosmos. Ahora imagine que eso ha ocurrido aquí. Hay gente quienes están tan concentrados en esta única actuación, y entonces cinco mil personas son conducidas a la resurrección. En un momento. Yo no puedo realizar eso. Comparado con eso, no somos nada, como compositores [...] Esto es un crimen, por supuesto que lo sabéis, porque la gente no lo había acordado. Ellos no venían a este concierto. Esto es obvio. Y nadie les había dicho: 'tu puedes ser asesinado en el proceso' ".A pesar de que Karlheinz Stockhausen pidió que se entendiera lo que estaba diciendo, sus declaraciones tuvieron una inmediata repercusión negativa. Nadie que esté en sus cabales puede englobar la destrucción y la muerte dentro del generoso concepto del 'arte". Stockhausen se refería a que el refinamiento, la preparación previa y la perfecta ejecutoria, en una sola e irrepetible performance de alcance global, con muerte del "artista" incluida, suponían el pináculo de la creatividad artística, sin que por ello fuera un hecho admirable, al tratarse de un crimen. Naturalmente, le llovieron críticas desde los cuatro puntos cardinales después de tan singular punto de vista. Un singular punto de vista que, no obstante, en España tenemos que aceptar como verdad indiscutible, por parte de una logia taurópata que goza de no pocos palmeros mediáticos.
A pesar de que el músico alemán estaba tan sólo dando una visión distinta de lo que se podría considerar un "acto creativo", las críticas que le llovieron fueron en gran parte justificadas porque es inadmisible e inmoral que el crimen se pueda convertir en "arte". El arte se basa en un sentimiento constructivo, creativo. Tiene una tendencia positivista, pues tiende a crear. El artista crea un cuadro, una partitura. El artista, genera vida, información, objetos, perspectivas. En ningún caso es aceptable el arte de la destrucción. La muerte y el crimen, por más "creatividad" que encierren, suponen la antítesis del arte. De otra forma, tendríamos que aceptar que la tortura, las snuff-movies, los atentados terroristas, las corridas de toros, los videos pedófilos, los atracos con butrón y otro sinfín de actos deleznables fueran considerados arte.
El fisionaó taurino es asín. Aloja dentro de su mente esa abominable concepción del "arte". La imagen del toro vomitando sangre le es completamente indiferente. Pasa por alto de forma total y absoluta la inmunda carnicería que está presenciando. Sus ansias de "placer estético" tienen un rango moral más alto que el dolor de un ser vivo. Prepotente hasta la bilis, se siente por encima de la creación, más allá del bien y del mal. El despojo que arrastran por la arena al final de la performance lo destierra de forma psicótica de su mente enferma. Es como si los terroristas que urdieron los atentados hubiesen celebrado la certera estocada de los aviones, centrándose en sus aspectos técnicos y "artísticos", sin deplorar en ningún momento el dolor y el sufrimiento de las casi tres mil personas que murieron. Eran personas, no toros, pero la analogía psicótica es calcada.
Esta es, en esencia, la lógica de la taurom... Se trata de un espectáculo de destrucción, tortura y muerte y encima nos lo quieren colar como "arte" y "cultura". Y en lugar de provocar el rechazo de la autoridades civiles y militares, recibe avales para seguir perpetrando sus atentados terroristas. Esto es España, recordemos, un país impresentable en el que todo aquello que moralmente es inaceptable para el resto de la humanidad, aquí recibe el elogio de politicastros, artistas de varietés y famosillos de toda ralea.
Esta es, en esencia, la lógica de la taurom... Se trata de un espectáculo de destrucción, tortura y muerte y encima nos lo quieren colar como "arte" y "cultura". Y en lugar de provocar el rechazo de la autoridades civiles y militares, recibe avales para seguir perpetrando sus atentados terroristas. Esto es España, recordemos, un país impresentable en el que todo aquello que moralmente es inaceptable para el resto de la humanidad, aquí recibe el elogio de politicastros, artistas de varietés y famosillos de toda ralea.