A Tío Fétido nunca le gusta repetir la misma puesta en escena. Después de resucitar tres veces y multiplicar unos cuantos panes y peces, se presentó en Madrid metido en la cabina de un teleférico, en medio del delirio de sus fans.
Miles de madrileños procedentes de 250 países acudieron a recibirle en olor de multitudes. La veneración que se siente por esta estrella del faith-metal es sólo comparable con la que en su día provocaron los New Kids on the Block. Vírgenes de hímenes impacientes haciendo confesiones en voz alta, niños de ocho años pidiendo por favor que los viole, pijas exigiendo la extremaunción... todo es posible con Tío Fétido.
Después de la actuación del reaggetonero Fray Ped-E'Rasta, que le hacía de telonero, llegó la actuación de Tío Fétido. Nada más salir al escenario, delirio incontrolado. Suenan las primeras notas de "hey kid, don't provocate me" y el público entra como en trance. El look elegido para la ocasión, otra genialidad más de este venerado artista. Ni más ni menos que una túnica inspirada en la Biblia Malva de San Cucufate. La cosa no ha hecho más que empezar. Suenan los primeros compases de "you're so young 4 B my sex-slave" y el ambiente se caldea, al tiempo que el jovencísimo público congregado corea: NO No NO!!! Al final tres bises. El último, apoteósico: una versión acelerada de "Touch me, touch me, Pater Nostrum" que provocó el éxtasis místico entre los asistentes. Magistral.