Vamos con un poco de grunge psicodélico de primera división. En 2004 Plastica lanzaba al mercado The Red Light Underground. Sugerente título, muy en consonancia con el contenido sonoro del álbum. Cuarenta años después, la psicodelia continuaba siendo un recurso artístico muy efectivo. Tras firmar en 2004 un contrato con la agencia de management escandinava Fyrwerk Music & Entertainment, Plastica entraron de lleno en los circuitos del rock indie y alternativo. Antes de ello, tuvieron el honor de romper su contrato con EMI porque quería obligarles a cantar en portugués. Después de su impacto en las islas británicas en el año 2000, la banda portuguesa teloneó a bandas indies punteras como Oasis, James y Cranberries. Quizás The Red Light... es uno de los mejores discos de la pasada década.
Las páginas indies les comparan con Black Crowes y otros grupos, pero sus verdaderas raíces están en Syd Barret, a quien ni siquiera mencionan. Crea confusión que la crítica no sepa ver que las raíces de este grupo están en los primeros Pink Floyd y no en bandas posteriores menos importantes. Temas como el que da título al album y otros como Sexy Belly dan a entender clara y meridianamente la influencia barretiana en la música de este grupo portugués. En el tramo final de Generation Calling, asistimos a un nada disimulado remake de Astronomy Domine. El resto de los temas cabalgan entre la psicodelia y el grunge, sin que ninguna otra catalogación posterior tenga ninguna validez. A decir verdad, la crítica musical desde hace años va bastante a la deriva. La sopa de ajo, en el rock, está inventada desde hace años, pero hay gente que insiste en pensar que el mundo fue creado por Dios en 1980.