Brando = Fletcher Christian |
El motín en el barco de Su Majestad 'Bounty' es un célebre suceso histórico que ha sido llevado en repetidas ocasiones a la gran pantalla. El principal protagonista, Fletcher Christian, fue encarnado por Wilton Power [1916], Clark Gable [1935], Marlon Brando [1962] y Mel Gibson [1984]. El celuloide ha dado gran popularidad a esta aventura, no sin cierta distorsión de los hechos históricos, como veremos más tarde.
Los sucesos acaecidos son fáciles de resumir. El 23 de diciembre de 1787 un barco de la marina real inglesa, el HMS Bounty, zarpa del estuario del Támesis en dirección a Tahiti, en la Polinesia. Al mando de la nave iba el teniente William Bligh.
El objetivo era transportar brotes de una planta conocida como "árbol del pan". Se trataba de una planta de fácil cultivo con la que podían alimentar con costes reducidos a los esclavos de las Indias Occidentales. La "civilización" británica tenía varias colonias esclavistas en el Caribe, como por ejemplo Jamaica.
El barco se encontró con un mar endiablado en la ruta prevista a través del cabo de Hornos. Bligh, que era un excelente marino, hizo varios intentos de traspasarlo, pero lo tuvo que dar por imposible. Viró hacia el este, hacia el cabo de Buena Esperanza, donde se encontró más o menos con lo mismo. Al final, pudo alcanzar el Índico y llegar a Tahiti por la ruta más larga.
Estos escollos en el plan previsto tuvieron un inconveniente. Los ingleses llegaron a la isla de los "salvajes incivilizados" el 25 de octubre de 1788. Eso les obligó a esperar cinco meses hasta que los brotes de la planta estuvieran maduros. En esos 5 meses, la tripulación experimentó la placentera vida de los nativos. Pescar un rato, jugar a voleibol en la playa y gozar de los favores sexuales de las complacientes nativas eran su "rutina" diaria. Bligh se subía por las palmeras con tales muestras de indisciplina.
Terminadas esas largas vacaciones en el Paraíso, la tripulación se vio obligada a volver al barco. El régimen de disciplina y las vicisitudes de la navegación eran un agravio comparativo con la dolce vita del período anterior. Un grupo de 11 marineros, al mando del contramaestre Fletcher Christian, se amotinó y tomó el control de la embarcación. Después montaron a Bligh y a sus 19 leales en una chalupa y les tiraron los árboles del pan para que tuvieran algo de comer.
Fletcher Christian volvió a Tahiti al mando del HMS Bounty, cargó provisiones y se llevó a unas cuantas mujeres nativas en dirección a un área no cartografiada por la marina inglesa. Hablamos de las islas Pitcairn, situadas a más de 5.000 kms al NE de Nueva Zelanda. Allí hizo quemar el barco y se estableció. Tardaron muchos años en encontrar su paradero.
Esto es una gran paradoja. Los nativos polinesios, a priori "salvajes" y vestidos con taparrabos, tenían una calidad de vida superior a la de los "civilizados ingleses". Con sólo unas pocas horas de trabajo producían más calorías per cápita que un europeo promedio.
En Farewell to Alms [Adiós a las limosnas], el historiador de economía Gregory Clark afirma que la renta en Babilonia [entre 1880 y 1600 A.d.C.] era de 15 libras de trigo. En Atenas aumentó a 26. Sin embargo, en Inglaterra, en 1780, era sólo de 13 libras. No está mal para tratarse del mayor imperio que ha conocido la "civilización" occidental.
Esto se entronca con una cita que leí en inglés no hace mucho, cuya web no he podido encontrar. Era una cita de Adam Smith [n. 1723], o quizás David Ricardo [n. 1772], que venía a decir lo siguiente. Se quejaba de la actitud ociosa de muchos campesinos ingleses que, una vez conseguida una pequeña parcela de tierra en propiedad, un par de ocas y una vaca, se limitaban a una vida de mera subsistencia. Se consideraba un comportamiento "improductivo" y un malbaratamiento de la mano de obra. Seguro que era mucho mejor que ese campesino estuviera machacando remaches en una fábrica durante quince horas al día por un salario de miseria. En el siglo XXI estamos comenzando a conocer muy bien a estos "liberales".
"Filosofía" económica de Adam Smith [Resumen] |
“En una nación libre, en la que no se permite la esclavitud, la riqueza más segura consiste en una multitud de pobres laboriosos. Para hacer feliz a la sociedad y tener contentas a las gentes, aun en las circunstancias más humildes, es indispensable que el mayor número de ellas sean, al tiempo que pobres, totalmente ignorantes”,
Digamos que, con frases como esta, cualquier referencia al "liberalismo económico" sólo puede tener como sinónimo la palabra cinismo. El motin del HMS Bounty demuestra que hasta un zafio marinero de Londres era capaz de darse cuenta de que nuestros antepasados recolectores-cazadores vivían mejor que en la incipiente sociedad capitalista-industrial del Imperio Británico.
Descubra las 10 diferencias. Izquierda: Tahiti | Derecha: Pelea entre dos prostitutas, Londres s. XVIII |
Semblanza del teniente Bligh
Al parecer, la figura histórica de este oficial inglés de la marina de Su Majestad ha sido absolutamente destrozada por la industria del cine. Bligh era un personaje muy de la época, con una gran cultura. No era para nada el tirano sanguinolento que se muestra en películas como "Rebelión a bordo". Según dicen, el teniente aplicaba una disciplina bastante light. Allí donde otros oficiales preferían ahorcar, él se conformaba con una ligera tanda de latigazos. Prueba de su gran humanidad y compromiso con sus sus subordinados fue que consiguió llevar a sus leales hasta la colonia portuguesa de Timor en una miserable barcaza, sufriendo tan sólo una baja. Era un excelente navegante que había acompañado al legendario Capitán Cook en sus viajes. Según dicen, sólo le perdían su autocomplacencia y un carácter un poco snob.
Corría el año 1788 y el germen de la Revolución Francesa [1789] se hallaba en avanzado estado de gestación. Las gentes ya no estaban para regímenes de dura disciplina ni tandas de latigazos.
Lo que provocó la "rebelión a bordo" no fue el comportamiento de Bligh. La causa real del motín fue el acusado contraste entre la brutal "civilización" capitalista y la cultura bondadosa de los seres más primitivos. Los hombres amotinados fueron inteligentes y eligieron lo segundo. Eso sí que es libertad, y no lo que representan Smith, Ricardo o Mandeville.
Una lección que no deberíamos olvidar nunca.