Junio de 1816. Un grupo de jóvenes ingleses se hallaban hospedados en Villa Diodati, un palacete a orillas del lago Leman, en Suiza. George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron, comandaba el grupo, compuesto por la joven poetisa Mary Godwin, su amante Percy Shelley y John William Polidori. Pasaban unas vacaciones en el exilio, pues todos ellos eran proscritos repudiados por la puritana sociedad londinense.
Era aquel el más extraño verano que uno se pueda imaginar. Hubo nevadas en pleno mes de agosto en muchos lugares del hemisferio norte. Las cosechas diezmadas por las heladas provocaron hambrunas en todo el mundo conocido. La escarcha, la niebla y las tormentas reinaban en el ambiente tenebroso durante las veinticuatro horas del día.
La pregunta era... ¿estamos ante un cambio climático? JAJAJA!!!
Durante tres días, los jóvenes permanecieron encerrados en el palacete, acosados por un interminable temporal de aguanieve. En el exterior, la lluvia, empujada por el viento, golpeaba con furia los ventanales de la villa. Un espeso manto de nubes color cobalto cubría el cielo.
La luz del sol "brillaba" por su ausencia. Una noche perpetua se había apoderado de la bóveda celeste, tan sólo truncada por el resplandor de los rayos entre las nubes.
George escribió un poema que hiela la sangre:
Tuve un sueño, que no fue un sueño.
El sol se había extinguido y las estrellas
vagaban a oscuras en el espacio eterno.
Sin luz y sin rumbo, la helada tierra
oscilaba ciega y negra en el cielo sin luna.
Llegó el alba y se fue.
Y llegó de nuevo, sin traer el día.
Y el hombre olvidó sus pasiones
en el abismo de su desolación.(...)
Por suerte, George llevaba consigo unas cuantas botellas de oporto con las que amenizar las interminables veladas en Villa Diodati. Ante tan tamaño aburrimiento, alguien propuso que cada uno de ellos escribiera un relato de terror. Delante de la chimenea, Lord Byron se despachó con un soberbio poema de 80 y pico versos. La joven Mary Godwin, de sólo 19 años, elaboró un relato sobre un ser monstruoso construido con pedazos de cadáveres, cuyo título fue Frankenstein o el moderno Prometeo. Polidori optó por un ente abominable que se bebe la sangre de sus víctimas, al que bautizó con el nombre de "vampiro". Dicho relato sirvió para que años después el autor irlandés Bram Stoker diera vida al conde Drácula.
¡Increíble! En una sola noche decimonónica se fabricaron los personajes que han reinado en la literatura de terror durante dos siglos. Cómic, literatura, cine, teatro, televisión... ningún medio ha dejado de lado ni a Frankenstein ni al vampiro transilvano.
Esto era, claro, en el siglo XIX. Ahora veremos lo que hubiera ocurrido hoy en día en una situación similar.
Cuatro jóvenes están encerrados en una villa en Suiza bajo un tiempo inclemente. El día es noche, y la noche también.
Las veladas en aquellas noches de magia y terror hubieran sido más o menos asín...
Adiós a los mitos literarios. Adiós a la creatividad. Esta es la diferencia esencial entre nuestra gloriosa Antiguedad y el Régimen Neoliberal actual.
Unos cuantos años después, a finales del siglo XIX, se descubrió la verdadera causa de aquel extraño verano de 1816. Un año antes, 1815, la explosión de un volcán en el sudeste asiático había llenado de cenizas la atmósfera de todo el hemisferio occidental, provocando lo que hoy en día conocemos como "invierno volcánico". Un "cambio climático" en toda la regla.
*Los cuadros son de William Turner, pintor inglés de la época.