The Verve es un controvertido grupo que suscita tantas filias como fobias, pero en todo caso son autores de dos de mis temas favoritos de los últimos diez años. Después de refrescar al mundo con el soberbio Bittersweet Simphony, sacaron al mercado un segundo single de su álbum Urban Hyms (1997), llamado Lucky Man. Estupenda canción que habla de la fortuna y el amor.
Felicidad, más o menos. Eso es lo que siento. Es sólo un cambio en mí, algo de libertad. Mi felicidad es un barco de ida y vuelta sobre un río que fluye sin inmutarse. Y pese a mi fiebre creciente, no he perdido el norte. Sé donde estoy. No sé cuantas vueltas habré dado por las esquinas, ni cuantas veces habré olvidado todo el amor que habita en mi mente. Soy un hombre afortundado, con fuego en mis manos. La felicidad es algo que ha ocupado el lugar que le correspondía. Estoy aquí desnudo, sin sentir vergüenza, sin preguntarme quien eres y por qué estoy contigo. Espero que la gente lo entienda. Tengo el amor que nunca muere dentro de mi. (Lucky man, adaptación libre)
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