En estos días de Oscars & Gloria, en los que al parecer no hay otras cosas de que hablar,
el peinado de Javier Bardem en "No es país para viejos" ha sido objeto de comentarios de todo tipo. Se considera un tipo de tocado "totalmente pasado de moda". El propio actor ha comentado que es un peinado "contracorriente". Suerte que en Hollywood no conocen la historia de "El Vaquilla" y "El Torete". Con lo copiones que son, ya me veo a los
gitanacos yonquis haciendo derrapar el Supermiriafiori por las calles de Chicago y a Al Capone cultivando champiñones.
Curiosamente, esta forma de peinarse era la más habitual en España entre los hombres mayores de 12 y menores de 40 por los años 1975-1980. Los calvos eran los únicos que no se peinaban así. Digamos que el peinado en si mismo,
intrínsecamente, se podría denominar como "transicional". Yo mismo tengo una foto de 1979 en la que luzco este peinado
psicopático con total tranquilidad. Obviamente no os la voy a poner aquí, que si no os emocionais y luego pasa lo que pasa. Confidencialmente, voy a revelar que muchos días voy peinado así. Y no es porque sea un
psicopata (ya me gustaría, jaja) sino porque me gusta nadar en la dirección contraria a la indicada. La definición de Bardem del "peinado contracorriente" la he adoptado como propia, camaradas. Yo nací para llevar la contraria. Soy
underground. Lo que pueda o no estar de moda me importa una mierda. Lo políticamente correcto es para mí un equivalente del papel higiénico. Las convenciones me las paso por el culo. Sólo una vez en mi vida estuve totalmente
a la pàge y es la época de mi vida de la que más me arrepiento.
El caso es que ejemplos del peinado
psicópata de Bardem los hay a cientos en la iconografía peluquera de
Apaña:
El de la izquierda de Los Pecos:
El del medio de Los Chichos:
El torito bravo.
El Vaquilla, El Torete y el Club de Fans del Seat 1430.
El de la
derecha de Chemari.
Very psycho.
Daniel Magal. ¡Genial!