En 1997 el periodista italiano Pino Aprile escribió Elogio dell'imbecille, un corto ensayo sobre la imbecilidad que concluye con la idea de que gli intelligenti hanno fatto il mondo, gli stupidi ci vivono alla grande [Elogio del imbécil. Los inteligentes han hecho el mundo; los estúpidos viven en él a lo grande]
Según este autor, el futuro de la humanidad es de los imbéciles. En su libro, Pino Aprile analiza la evolución de la especie humana y sostiene que los individuos/as inteligentes suelen ser apartados de la comunidad, mientras que los imbéciles ocupan los puestos de responsabilidad.
El hombre como animal social ha construido un mundo basado en reglas, en normas y hábitos que hay que respetar.
Ascender socialmente dentro de ese sistema es sumamente fácil. Sólo hay que respetar de forma estúpida las normas, aunque sean ilógicas, inmorales o dignas de un imbécil. Para eso es innecesario pensar.
La inteligencia no es necesaria para ocupar puestos clave en la sociedad. Creen haber encontrado una panacea con la "democracia, pero la democracia no es más que mediocracia y, en el peor de los casos, idiocracia. Cientos de idiotas escriben florituras mediocráticas que otros miles de idiotas leen, pensando que se trata de una verdad iluminada.
El ciclo de la imbecilidad es infinito. Se reproduce sistemáticamente, al tiempo que la inteligencia se extingue.
La inteligencia nos hizo fuertes, pero no fue más que un recurso para la supervivencia que la especie halló en su camino de forma fortuita. En lugar de ser dotada por la naturaleza con una piel muy resistente, un par de patas muy largas o unas alas de color verde, la especie humana experimentó durante un período determinado un crecimiento exponencial de su cerebro. Pero ese crecimiento se detuvo hace unos 100.000 años. Y desde entonces, la imbecilidad ha ido en aumento.
De la misma forma que el homo sapiens fue perdiendo el pelo porque ya no lo necesitaba para su protección, la inteligencia se ha convertido en innecesaria para el hombre submoderno. Según Pino Aprile, esto provoca que cada vez haya menos seres humanos inteligentes. Ya no necesitamos la inteligencia para sobrevivir, al igual que no necesitamos la cola o las muelas del juicio.
